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Así es como hemos podido detectar la tormenta solar más fuerte jamás registrada

Los árboles nos permiten ver el pasado... y el futuro

Así es como hemos podido detectar la tormenta solar más fuerte jamás registrada
Chema Carvajal Sarabia

Chema Carvajal Sarabia

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Como si el Sol fuera un árbol, los científicos y astrónomos miden las tormentas solares a base de unos anillos que quedan registrados en la corteza de los árboles. Estos permiten medir muchas cosas, entre ellas, el poder las explosiones solares.

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Nuestro Sol es capaz de producir estallidos realmente aterradores, y ahora los científicos han descubierto pruebas de su mayor cabreo registrado hasta la fecha.

Los anillos de los árboles, que datan de hace unos 14.000 años, contienen un pico de radiocarbono dos veces más potente que la anterior mayor tormenta solar conocida.

Hace casi 200 años tuvimos la más grande de la edad moderna

En 1859, la Tierra sufrió la tormenta solar más fuerte de la historia moderna. Se informó de que se podían ver auroras casi hasta el ecuador, pero no todo fueron buenas noticias, ya que el pico también provocó un cortocircuito en los sistemas de comunicaciones e incluso provocó incendios en algunas estaciones telegráficas.

Si una tormenta similar azotara hoy la Tierra, podría dejar fritos los satélites GPS e inutilizar grandes sectores de la red eléctrica.

Por supuesto, este no fue el primer rodeo del Sol, sino el primero que se produjo después de que la tecnología humana avanzara lo suficiente como para que nos diéramos cuenta. En los últimos 15.000 años, los científicos han descubierto varios ejemplos más, denominados eventos Miyake.

Se descubren buscando picos bruscos de radiocarbono en los anillos de los árboles o mediciones de elementos como el berilio en núcleos de hielo.

“El radiocarbono se produce constantemente en la atmósfera superior a través de una cadena de reacciones iniciadas por los rayos cósmicos”, explica Edouard Bard, autor principal del estudio. “Recientemente, los científicos han descubierto que los fenómenos solares extremos, incluidas las erupciones solares y las eyecciones de masa coronal, también pueden crear ráfagas de corta duración de partículas energéticas que se conservan como enormes picos en la producción de radiocarbono que se producen en el transcurso de un solo año”. 

Y hace unos 1.300 años tuvimos la más grande

Ahora, los científicos han hallado pruebas de la tormenta solar más potente de la que se tiene constancia: 10 veces más potente que la de Carrington y el doble que la anterior, que azotó la Tierra en el año 774 de nuestra era.

En los anillos de árboles antiguos parcialmente fosilizados de los Alpes franceses, el equipo descubrió un pico de radiocarbono sin precedentes que data de hace 14.300 años.

Aunque algunos fenómenos Miyake parecen producirse más lentamente y pueden atribuirse a otras fuentes astronómicas, el equipo afirma que el breve lapso de tiempo de este pico, más el hecho de que se alinea bien con un pico de berilio hallado en un núcleo de hielo de Groenlandia, indica un origen solar.

Comprender de lo que es capaz nuestro Sol puede ayudarnos a prepararnos para futuros acontecimientos.

“El radiocarbono es una forma extraordinaria de estudiar la historia de la Tierra y reconstruir los acontecimientos críticos que ha vivido”, afirma Tim Heaton, uno de los autores del estudio. “Una comprensión precisa de nuestro pasado es esencial si queremos predecir con exactitud nuestro futuro y mitigar los riesgos potenciales. Aún nos queda mucho por aprender. Cada nuevo descubrimiento no sólo ayuda a responder a las preguntas clave existentes, sino que también puede generar otras nuevas”.

Si hubiésemos tenido que soportar una explosión solar tan fuerte en nuestro días, lo que es seguro es que nos habríamos quedado sin comunicaciones durante un periodo largo de tiempo.

Y no por una caída de las telecomunicaciones al uso, sino más bien porque casi todos los satélites que tenemos girando en la órbita baja ahora mismo serían destruidos por culpa de la radiación solar.

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Chema Carvajal Sarabia

Chema Carvajal Sarabia

Periodista especializado en tecnología, entretenimiento y videojuegos. Escribir sobre lo que me apasiona (cacharros, juegos y cine) me permite seguir cuerdo y despertarme con una sonrisa cuando suena el despertador. PD: esto no es cierto el 100 % de las veces.

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