La relación de Netflix con las sectas es prácticamente una historia de amor. Documentales como Wild Wild Country han generado grandes fenómenos entre el público, así que no es extraño que el público cada vez le pida más de este contenido a la plataforma. Sin embargo, lo que acaba de llegar a Netflix no es un documental, sino una serie sobre una secta tan siniestra que da escalofríos.
Antracita es una miniserie de una sola temporada —con seis episodios de aproximadamente 45 minutos cada uno— que ya está disponible en Netflix. En ella nos embarcamos en una historia terrible en la que se exploran los límites de los cultos y cómo pueden llegar a afectar a quienes entran en ellos.
Un thriller que te mantiene pegado a la pantalla
Antracita nos lleva hasta un pequeño pueblo alpino. Allí, en 1994 los medios se hicieron eco del suicidio colectivo de una secta arraigada en el lugar. Treinta años después, tras la misteriosa desaparición de un periodista, su hija Ida emprende un viaje hacia ese remoto lugar, donde la sombra de la secta, el sigilo y la fatalidad aún perduran.
Allí, Ida se cruza con Jaro, un joven delincuente que buscaba redención en las montañas y que se ve envuelto en acusaciones de asesinato. Determinado a probar su inocencia, encuentra un aliado inesperado en Ida. Pronto descubren que su involucramiento en este oscuro asunto no es casualidad, y que las respuestas que ansían descubrir yacen ocultas en los recovecos de su propio pasado.