Llevamos años hablando del conector USB-C en el iPhone. Ha habido varios episodios en los que parecía que ya lo teníamos aquí, como cuando llegó a los iPad Pro y luego a los iPad Air, pero no será hasta los iPhone 15 que llegará al iPhone dentro de un par de días. ¿Un gran cambio? Depende de la opinión de cada uno, pero yo ni voy a notar el nuevo USB-C en el iPhone 15.
Llega el USB-C, pero en un momento en el que los cables ya no son tan relevantes
Durante años, los usuarios de Apple, hemos llevado en nuestros bolsillos cables Lightning para cargar nuestros dispositivos. Al principio los cables eran fundamentales, pues de ello también dependía la sincronización con nuestros Mac, pero hace tiempo que esa sincronización desapareció. La nube se ocupó de casi todo el trabajo y AirDrop del resto.
Los cables de carga han quedado relegados, hablo en la mayoría de casos, a eso: cables de carga. Nunca he conectado mi iPhone 13 Pro al Mac, desde que lo estrené. Ahora, con la llegada del iPhone 15, la situación apunta a ser exactamente la misma. Pero es que el tema de los cables va más allá de esto. Desde que Apple introdujo MagSafe, la experiencia de carga cambió por completo. Este sistema magnético no solo es más cómodo, sino que ha desplazado por completo la necesidad de enchufar el iPhone.
Todas las cargas las realizo mediante MagSafe. En casa y en el coche, de ser necesario. Sí, hubo un momento en que las baterías portátiles necesitaban cables, pero MagSafe también se ocupó de hacer desaparecer esta necesidad. De viaje, la batería externa actúa tanto de reserva para cuando estoy fuera como de accesorio MagSafe con el que cargar el iPhone cómodamente.
Visto lo visto, ¿debería notar la transición a USB-C? Tampoco quiero quitar valor al cambio. Cierto es que para conectar ciertos accesorios el cambio de puerto vendrá realmente bien. Cierto es también que, lo tengo claro, no todos los usos del iPhone se asemejan al mío. Personas que lo usan para grabar vídeo de forma profesional, por ejemplo, agradecerán el poder conectar un almacenamiento externo, pero no es mi caso. Y pienso que tampoco lo es para miles de personas que no necesitamos más que cargar la batería del iPhone.
Entre tanto, hay algunos accesorios Lightning que, de la noche a la mañana, requerirán un adaptador o ser reemplazados por una versión con conector USB-C. Nada reseñable si hablamos de unos EarPods, por ejemplo, pero sí cuando hablamos de un equipo de música completo.
Incluso si hablamos de los AirPods, hace tiempo que dejé de usar cables para cargarlos. Al igual que mi iPhone, los coloco en una base MagSafe y en un par de horas están listos para ser utilizados nuevamente. Así que el puerto USB-C —que de hecho solo se rumorea para los AirPods Pro inicialmente— tampoco afectará mi experiencia con los auriculares de Apple.
En las especificaciones técnicas, es cierto que el USB-C abre la puerta al protocolo Thunderbolt, que permite velocidades de transferencia mucho más rápidas que el Lightning. Grandes noticias, pero volvemos a las mismas, ¿conectaremos muchos elementos que requieran esa velocidad de transferencia? Algunos sí, muchos no.
Con todo ello, no quiero ni decir que el Lightning sea mejor que el USB-C ni viceversa. Ni quiero criticar el cambio ni que llegue ahora en lugar de hace unos años. Lo que sí quiero decir es que mientras la tecnología está avanzando rápidamente lejos de los cables (AirDrop, AirPods, Wi-Fi, 5G, etc.) cuando no son estrictamente necesarios, el cambio de conector no me parece ni de lejos tan importante como algunos podrían decir. Yo, personalmente, ni voy a notar el nuevo USB-C en el iPhone 15.
