Se podría decir que Unity no está viviendo su mejor época. La desarrolladora de uno de los motores de creación de videojuegos más famosos del mundo planea despedir a 1.800 empleados, lo que viene a ser una cuarta parte de su plantilla.
Estos números se suman a los más de 1.100 puestos que la empresa ya ha fulminado desde que comenzase con los despidos en 2021. Y es que las cosas no pintan bien: Unity ha eliminado de forma gradual cientos de puestos de trabajos (en mayo de 2023 despidió a 600 empleados) y ya ha cerrado 14 oficinas en todo el mundo. Aunque Unity ya batió récords de beneficios en 2022, la empresa no ha cumplido con sus previsiones en los últimos tres trimestres.
Según Engadget, la empresa afirma que ha decidido tomar esta medida “mientras se reestructura y se centra en su negocio principal”. De esta forma, Unity sigue con su ristra de decisiones cuestionables, sobre todo tras haber enfurecido a gran parte de la comunidad con sus polémicas tasas.
Durante el pasado mes de septiembre, Unity anunció un cambio en su modelo de negocio. La compañía ofreció nuevos planes de suscripción, donde se incluía una polémica tasa que los desarrolladores debían pagar según las descargas que habían tenido sus juegos. Estas nuevas tarifas fueron duramente criticadas por los desarrolladores, lo que hizo que Unity reculase.
2023, un año para olvidar en de la industria del videojuego
Unity no ha sido la única empresa que ha visto como sus ingresos se reducían por la bajada de ventas de videojuegos. La crisis que atraviesa el sector ha afectado a otros grandes nombres como Sony (recortó 100 puestos de trabajo en Bungie), The Embracer Group (despidió a más de 900 personas) o Electronic Arts (despidió a unos 1.130 empleados), por ejemplo. Las olas masivas de despidos han hecho que a lo largo de 2023, hasta 9.000 personas hayan perdido su trabajo en la industria.
