Publicidad

Noticias

San Isidro, el santo de los 438 milagros: ¿Quién fue y por qué es fiesta el 15 de mayo en Madrid?

Lo más importante: día libre. Luego hablamos del resto.

San Isidro, el santo de los 438 milagros: ¿Quién fue y por qué es fiesta el 15 de mayo en Madrid?
Randy Meeks

Randy Meeks

  • Actualizado:

Todos los 15 de mayo tienen algo especial en Madrid. ¿Porque son día libre? Efectivamente, pero también por una fiesta con raíces religiosas que se han perdido en el tiempo: hasta los más laicos conocen, celebran, bailan y -por qué no- se emborrachan en honor a un santo del que realmente poco se sabe. Antes de comeros la buena ración de rosquillas listas y tontas, vamos a echar un vistazo a la vida de este caballero al que tantos madrileños deben devoción eterna. Un día de vacaciones ya es más de lo que nos dan el resto de santos, al fin y al cabo.

Cl@ve PIN DESCARGAR

Milagro tras milagro

Isidro Labrador, que así se llamaba antes de tener el sobrenombre “San”, nació en el 1082 en Madrid. Sus padres, Pedro e Inés, se dedicaban a la labranza y nada hacía sospechar que un milenio después el hijo sería aclamado por un buen montón de generaciones bailando al ritmo de Carolina Durante. En su juventud, Isidro llegaba tarde a trabajar porque no le gustaba demasiado: al fin un santo con el que sentirnos identificados. Eso sí, se diferencia de nosotros en que a lo largo de su vida se supone que hizo un total de 438 milagros, milagro arriba, milagro abajo.

Tampoco estamos segurísimos de todo lo que hizo: se casó con una señora de Uceda (Guadalajara) llamada María Toribia y se mudaron a Torrelaguna. A partir de aquí todo se inventó un poco. Y es que un párroco del lugar desenterró un esqueleto en 1596 y se inventó que era Isidro junto a toda su vida en Torrelaguna: lo que viene siendo un fanfic de toda la vida, vaya.

La cosa es que, aparentemente, Isidro Labrador no podía dejar de hacer milagros, aunque solo hay cinco que aparecen en su sepulcro: el del molino (multiplicó el trigo para las palomas hambrientas), el de los bueyes (que son capaces de arar solos), el del lobo (impidiendo el ataque de dicho animal a un burro gracias al rezo), el de la olla (multiplicó comida) y el de la cofradía (multiplicó comida otra vez). De todas maneras, por lo que es conocido es por provocar la lluvia y curar a enfermos incurables. Vamos, ¿cómo no iba a ser santo con todas las de la ley?

Fiesta en Madrid

Isidro Labrador murió en el 1172 en Madrid y, por mucho que dijera el fray de Torrelaguna, fue enterrado en Madrid. Eso sí, hasta el 1622 permaneció sin canonizar. Un siglo después, Felipe V declaró que sería el santo oficial de la ciudad y que se declaraba fiesta el 15 de mayo en su honor. Pero, ¿por qué esa fecha y no otra?

El 15 de mayo fue la fecha en la que sus restos acabaron en la Iglesia de San Andrés, donde la momia descansó antes de darle un buen viaje a lo largo y ancho de España para curar a reyes, reinas y nobles obrando sus milagros, que, según se comentaba, se cometían post-mortem. Por ejemplo, Doña Mariana de Neoburgo sobrevivió a una enfermedad que fue causada por sus propios médicos (mientras intentaba quedarse embarazada, ojo al dato) gracias a la aparición, 500 años después de su muerte, de San Isidro.

Originalmente, en las fiestas se bajaba a beber “agua del santo” y merendar en la Pradera de San Isidro, pero ahora, por lo que sea, agua del santo no es lo que más se lleva. Eso sí, las rosquillas estuvieron ahí desde el principio. Poco a poco se cambiaron las costumbres y se añadieron otras actividades, pero con eso bastaba en el siglo XVII para llenar las calles de extranjeros en romería.

No han cambiado tanto las cosas: puede que San Isidro no tenga fervor cristiano ni nos creamos sus milagros a pies juntillas, pero a un madrileño no le puedes quitar su buena fiesta. Con o sin “el milagro de la lluvia” acompañándola.

Randy Meeks

Randy Meeks

Redactor especializado en cultura pop que te escribe en webs, revistas, libros, redes sociales, guiones, cuadernos y servilletas si no hay más sitios donde dar la chapa

Lo último de Randy Meeks

Directrices editoriales