Robin AI, la Inteligencia Artificial con conocimientos legales, ha alcanzado ya los 26 millones de dólares en su campaña de financiación, una cuantiosa cifra que le permitirá a la compañía, a través de Series B, avanzar en el progreso de esta IA que proporcionará un servicio especialmente útil a los profesionales del gremio jurídico.
Esta Inteligencia Artificial está concebida para funcionar como una extensión de Microsoft Word, algo que lo hace diferenciarse de muchas otras iteraciones enfocadas en otros servicios. De este modo, Robin AI quiere centrar el trabajo de los juristas en la consulta de leyes y reglamentos sin necesidad de abandonar el propio documento en el que esté trabajando.
Una IA especializada en leyes
Robin AI, que se podrá integrar dentro de Microsoft Word, permitirá generar textos basados en contenidos jurídicos fiables y reales, algo que es especialmente práctico para evitar las famosas alucinaciones de la IA. Este sistema, basado en Claude de Anthropic, de esta manera, ofrecerá un servicio especializado que puede ser diferencial en el ámbito legal.
Robin AI funciona como una IA generativa que, a diferencia de otros servicios como ChatGPT, contará con fundamentos bien asentados en un marco especializado como es el de las leyes. El pasado 2023 ya hubo varios ejemplos de por qué IA’s generativas de carácter general son poco fiables a la hora de mencionar leyes, ya que pueden mencionar marcos jurídicos de otros países o continentes, e incluso inventarse por completo información.
Retos de la IA en 2024
Tras un año en el que la Inteligencia Artificial ha tenido un protagonismo angular en el mundo de la tecnología, el 2024 se enfoca en este sentido como un año clave en el que los avances más recientes deben asentarse para ofrecer usos de verdadero valor. Iteraciones como GPT-4 o Google Gemini han mostrado un gran potencial, pero todavía deben explotarse de un modo más eficiente. Además, el progreso de modelos como Robin AI permiten encontrar enfoques específicos útiles para ciertos nichos.
Por otro lado, hay varios problemas que levanta la propia IA en su convergencia: el impacto en el tejido laboral, que puede reducir drásticamente la mano de obra de sectores de alta cualificación; el fácil acceso a la creación de contenidos tendenciosos, a veces incluso cometiendo delitos; y el impacto ambiental de la propia Inteligencia Artificial, ya que requiere de ingentes cantidades de energía en el proceso de entrenamiento y aprendizaje.