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¿Qué eran los “muggles” hace un siglo, antes de las novelas de Harry Potter?

Las cosas como son: no te lo esperas.

¿Qué eran los “muggles” hace un siglo, antes de las novelas de Harry Potter?
Randy Meeks

Randy Meeks

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Todos sabemos lo que son los muggles: las personas que no tienen magia, no han asistido a un colegio como Hogwarts y creen que “Alohomora” es como se saluda en Hawai. ‘Harry Potter’ lo cambió todo, convirtiendo la palabra en un agujero negro de cultura pop y merchandising. Sí, no nos mires así, tú también tienes una camiseta en la que pone “Yo no soy un muggle”. Pero no hace tanto, la palabra tenía otro sentido. Uno más, digamos, lúdico.

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Muggles a lo largo de las eras

Cuando la primera película de ‘Animales fantásticos’ salió a la luz, hubo fans de la saga de JK Rowling que pusieron el grito en el cielo: “Muggle” había sido cambiado por un mucho menos ceremonioso “Nomaj”, sin que hubiera un motivo para ello. Salvo que, claro, lo había. Y es que la película transcurre en el Nueva York de 1926, momento en el que había otra definición para la palabra: lo que ahora conoceríamos como “porreros”.

En aquella época, en Harlem y los garitos de jazz neoyorquinos, un “muggle” significaba, literalmente, un cigarrillo de marihuana, lo que se suponía que inspiraba a los músicos. Un siglo después no ha cambiado tanto la cosa. De hecho, Louis Armstrong, un, digamos, aficionado al tema, en 1928, tocó la canción ‘Muggles’ y se convirtió en una de sus obras maestras. Nunca adivinaréis a qué hacía referencia.

El problema con los “muggles” fue en aumento en aquella época. En 1931, un artículo de la revista Time ya anunciaba que había niños de colegio que podían ser adictos por culpa del contrabando de marihuana, el llamado “muggle smuggling”, que tiene un nombre increíble para el márketing. Con el tiempo, el término se perdió y se utilizó en muchos otros lugares.

A lo largo de diferentes novelas previas a Harry Potter, un “muggle” ha sido una cola de caballero inglés, un artista, un buen sueño o una persona a la que le falta una habilidad. De hecho, JK Rowling llegó a ser demandada por el autor de la novela ‘La leyenda de Rah y los Muggles’, de 1984, y lo ganó sin despeinarse. Por cierto, Rowling fue preguntada por el término después de todo esto, y se mostró contrariada al saber lo que hubiera opinado Louis Armstrong: se basó en la palabra “mug”, que además de “taza”, significa persona tonta o fácil de engañar. O de lo contrario, volver a leer ‘Harry Potter y la Piedra Filosofal’ será una experiencia realmente extraña.

Randy Meeks

Randy Meeks

Redactor especializado en cultura pop que te escribe en webs, revistas, libros, redes sociales, guiones, cuadernos y servilletas si no hay más sitios donde dar la chapa

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