Desde su deslumbrante debut en Slumdog Millionaire, Dev Patel ha estado desafiando expectativas y consolidando su lugar como uno de los talentos más versátiles de la industria del cine. Ahora, en su primera incursión como director, guionista y protagonista en Monkey Man, Patel ha estrenado una obra que está captando la atención de los espectadores y la crítica por igual.
La historia detrás de Monkey Man es tan curiosa como la película misma. A pesar de ser una producción ambiciosa y llena de potencial, Netflix inicialmente decidió no lanzarla debido a preocupaciones sobre su contenido violento y su crítica a la sociedad india. Sin embargo, el reconocido cineasta Jordan Peele vio su valía y la rescató del olvido, asegurando su estreno en cines. Desde entonces, la película ha generado una expectación considerable, y por buenas razones.
Un homenaje único al cine de acción
Monkey Man es un homenaje evidente al cine de acción, que fusiona elementos del cine clásico indio con la intensidad de los thrillers occidentales. En la película, Patel demuestra que no importa que también sea el director, su implicación como protagonista es máxima. De este modo, la interpretación del actor como Kid ayuda a integrarnos en su lucha contra el submundo criminal de la India, en busca constante de venganza.
La película ofrece un festín visual de coreografías de acción salvajes, que recuerdan a las mejores peleas del cine de acción indonesio y la energía frenética de John Wick. Patel se sumerge de lleno en las escenas de combate, transmitiendo una ferocidad palpable que cautiva al espectador y lo sumerge en la acción.
Sin embargo, Monkey Man no se limita a ser una simple película de acción. Patel busca trascender el género al abordar temas sociales y políticos, como la corrupción sistémica en India y la lucha por los derechos de la comunidad hijra. Si bien esta ambición puede resultar un tanto desigual en la ejecución, es admirable ver a Patel explorar territorios narrativos más complejos.
Una de las fortalezas de la película es su estética distintiva y su atención al detalle. Patel crea un mundo visualmente cautivador, utilizando movimientos de cámara dinámicos y una paleta de colores vibrantes para sumergir al espectador en la atmósfera de la historia. Además, la banda sonora ecléctica y las referencias al folklore indio agregan una capa adicional de profundidad a la narrativa.
El elenco de Monkey Man también merece elogios, con actuaciones sólidas que complementan la visión de Patel. Desde rostros conocidos como Sharlto Copley hasta talentos emergentes como Sobhita Dhulipala, cada actor aporta su propio brillo a la pantalla, elevando aún más el impacto emocional de la historia.
Sin duda, Monkey Man es una montaña rusa de emociones que ofrece una experiencia cinematográfica como pocas se ven últimamente. El cine de acción está de vuelta, y en un estado de forma que ya querríamos hace una década.
