¿Recuerdas aquellos vídeos hechos con IA que eran combustible para tus peores pesadillas? Las empresas de inteligencias artificiales han ido puliendo sus modelos durante este último año, sacando mejores chatbots y generadores de imágenes y audio, pero había una tarea pendiente: el vídeo. Ahora OpenAI vuelve a la carga para traernos una nueva IA que traerá bastante cola.
La compañía detrás del exitoso ChatGPT ha lanzado Sora, su nuevo modelo de generación de vídeo, capaz de “crear escenas realistas e imaginativas a partir de instrucciones de texto”. Gracias a esta nueva herramienta IA, los usuarios pueden crear vídeos fotorrealistas a partir de las instrucciones (prompts) que le den. Eso sí, la duración máxima de los vídeos generados es de solo un minuto.
Según detalla OpenAI en su web, Sora es capaz de crear “escenas complejas con múltiples personajes, tipos específicos de movimiento y detalles precisos del sujeto y el fondo”, así como entender cómo los objetos “existen en el mundo físico” e “interpretar con precisión el atrezzo y generar personajes convincentes que expresen emociones vibrantes”.
Por si fuera poco, este nuevo modelo también es capaz de generar un vídeo a partir de una imagen fija, así como rellenar los fotogramas que faltan en un vídeo existente o ampliarlo. Entre los ejemplos facilitados por OpenAI, podemos ver una escena aérea de California durante la fiebre del oro y un vídeo que parece rodado desde el interior de un tren de Tokio.
Sí, como muchos podrán observar, la IA sigue sin ser perfecta y se pueden apreciar “elementos IA” en los vídeos generados, como objetos que aparecen de la nada o personas que se mueven de forma extraña. La cuestión es que, incluso con todos esos fallos, Sora es hasta el momento el modelo generador de vídeos más preciso del sector, algo que podría ser todo un quebradero de cabeza para los organismos que luchan contra la desinformación online.
Por ahora el acceso a Sora es limitado, estando disponible únicamente para algunos artistas visuales, diseñadores y cineastas, así como para los propios “equipos rojos” de OpenAI encargados de evaluar el modelo con el fin de detectar posibles daños y riesgos.
