En su decimosexta temporada, RuPaul’s Drag Race se ha convertido en un concurso de fama internacional, donde las mejores Drag (artista que adopta un personaje femenino extravagante o paródico, con trajes y maquillaje glamurosos y exagerados) luchan por ganar en un programa de máxima audiencia.
Pues bien, ahora hay un nuevo concurso que tiene lugar en redes, se llama AI Drag Race y no es otra cosa que la inteligencia artificial haciendo de las suyas.
En la reciente final de temporada de la cuenta de Instagram, Miss Piggy, con un look drag generado por AI, se enfrentó a su amante convertida en rival Kermisha Ihman, que lucía una espesa coleta de 12 centímetros sobre su cabeza de fieltro verde.
AI Drag Race es solo una de las cada vez más numerosas cuentas generadas por AI que aparecen en Instagram y TikTok, con creadores que no solo enfrentan a sus personajes de ficción favoritos en temporadas que pretenden imitar el programa original, sino que también crean y generan sus propias reinas.
Está AI Horror Drag Race, que enfrenta a personajes como Pennywise y Billy the Puppet contra Ghostface de Scream. También está Big Girl’s Drag Race, exclusivo para personajes con curvas.
Algunas cuentas someten a sus participantes a retos típicos de Drag Race, como Snatch Game y rodajes de anuncios; otras crean no solo los looks de pasarela de los concursantes, sino también sus looks cotidianos vestidos de calle para fotos de trabajo o entrevistas.
¿Es legal hacer este contenido?
También se mueven en una especie de zona gris de los derechos de autor. Drag Race, Miss Piggy y Pennywise tienen todos partes interesadas. Los creadores que están detrás de las distintas cuentas afirman que lo que hacen es una parodia, o que entra dentro de la doctrina del uso justo de la Ley de Propiedad Intelectual, que estipula que las obras “transformativas” están protegidas.
Más allá de eso, sin embargo, están las cuestiones sobre si la IA debería ser capaz de generar una imagen de, por ejemplo, Homer Simpson con un disfraz de corista. Algún día, un tribunal podría decidir que los modelos de IA no pueden entrenarse con personajes protegidos por derechos de autor ni generar resultados que los representen, dice James Grimmelmann, profesor de derecho digital y de la información en la Universidad de Cornell.
“Creo que sería una pérdida para la cultura, pero también es algo que podría ser coherente con la legislación vigente sobre derechos de autor”, añade Grimmelmann. “Ahora mismo estamos en un periodo de inseguridad jurídica”.
