La eficacia y el rendimiento de los iPhone es algo que impresiona la primera vez que los usas y que sigue sorprendiendo, aunque llevemos años en el ecosistema de Apple. La clave de este rendimiento es la gestión que el sistema operativo del iPhone hace de los recursos del hardware. Una gestión eficiente de la memoria RAM, de las tareas del procesador y de muchos otros elementos del sistema, hace que nuestro iPhone nunca se ralentice.
Una app concreta sí puede afectar al rendimiento
¿Nunca, nunca? Hay algunas excepciones. Igual que el HomePod y Spotify no se llevan bien, hay aplicaciones realmente pesadas que pueden hacer, en algún momento dado, que el funcionamiento del dispositivo sea algo más lento de lo que nos gustaría. No es ni de lejos la regla general, pero es algo que sí puede ocurrir. Afortunadamente, liberar el rendimiento del iPhone al cerrar una aplicación en segundo plano es tan fácil como seguir estos pasos:
- Deslizamos el dedo hacia arriba desde la parte inferior de la pantalla y nos detenemos en el centro para abrir el selector de apps.
- Dentro del selector de apps veremos todas las aplicaciones que hemos abierto. Podemos deslizarnos lateralmente para navegar entre las diferentes apps.
- Para cerrar una aplicación concreta, simplemente deslizamos hacia arriba en la vista previa de la app. Esto la eliminará del selector de apps y en algunos casos liberará los recursos que estaba utilizando.
Decimos “en algunos casos” porque el iPhone ya hace una gestión inteligente de los recursos. En el momento en el que salimos de una aplicación, el sistema le otorga unos pocos segundos antes de cerrarla por completo. Le deja este margen justamente para que la aplicación pueda poner orden y apagarse de forma ordenada.
Luego, el sistema detiene todos los procesos relacionados con la aplicación y comprime la memoria que esta ocupaba. No la purga, ciertamente, pues como hemos dicho en otras ocasiones, memoria RAM no utilizada es memoria perdida. La RAM, por su naturaleza, tiene que estar siempre casi llena. Solo cuando lo que hay que guardar en ella —véase el contenido de una nueva aplicación que abrimos, por ejemplo— no cabe, entonces el sistema pasa el contenido a la memoria de paginación.
Expuesto todo esto, también es verdad que, en ciertos momentos, una aplicación que tenga algún error o que esté mal programada, puede afectar al rendimiento de la misma. En estas circunstancias, es cuando se recomienda forzar la salida de la misma con el método que acabamos de comentar o incluso reiniciar el iPhone.
Pero cerrar todas las apps regularmente ralentiza al teléfono y consume más batería
Por último, pero, y ya que hablamos del tema, hay que recordar que forzar la salida de las aplicaciones de forma regular hace que nuestro iPhone vaya más lento y que gaste más batería. El motivo es simple, obligar al sistema a purgar los recursos en lugar de mantenerlos en memoria hace que, cuando abrimos de nuevo las apps, tenga el doble de trabajo. El sistema debe volver a cargar el contenido en memoria y debe hacerlo desde el almacenamiento del dispositivo que, pros naturaleza, es mucho más lento que la casi instantánea memoria RAM.
Estas operaciones extra hacen que el rendimiento del iPhone sea peor y que el consumo de la batería aumente con el uso. Algo que, a diferencia de cargarlo más rápido con un simple Atajo, no querremos para nuestro teléfono. Así, recordemos, forzar la salida de una aplicación concreta que esté afectando al rendimiento en un momento dado es un excelente recurso. Pero abusar de él, tendrá justo el efecto contrario.
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