Que la guerra es un negocio no se trata de algo que nadie sepa a estas alturas. Intel, la conocida fabricante de chips, podría llegar a un acuerdo mil millonario con Estados Unidos para fabricar componentes destinados a uso militar. La inversión podría ascender hasta los casi 53.000 millones de dólares y parte del dinero provendría de la Ley CHIPS que promulgó Biden en 2022.
A día de hoy, la gran mayoría de chips y otros componentes utilizados en aplicaciones militares estadounidenses provienen de Taiwán, país que se encuentra bajo amenaza de invasión por parte de China. Para atajar el asunto, la ley CHIPS se constituyó para reducir la independencia de Estados Unidos sobre el hardware que era importado.
Y es que Estados Unidos debe mirar con lupa sus movimientos. Múltiples proyectos militares dependen de los componentes que fabrica el país asiático, con toda la problemática que eso conlleva. Al fabricar el hardware, es mucho más fácil para China entender el equipamiento del que dispone el país americano.
La noticia de este posible acuerdo con Intel coincide también con el hecho de que hace pocas semanas, se anunciara una nueva inyección de dinero por parte de la administración de Biden a la industria de los semiconductores. En concreto, el Departamento de Defensa destinará unos 238 millones de dólares a la creación de ocho centros en el país para promover la investigación y la innovación en el sector.
En el caso de que todo saliese adelante, Arizona vería también una nueva planta de fabricación (que sería construida junto a uno de los actuales complejos de Intel) que podría costar entre 3.000 y 4.000 millones de dólares.
Dentro de un contexto de creciente tensión global, Estados Unidos quiere dotar de más capacidad que nunca a su ejército y para ello, necesita de un gran poder informático.
