Tras muchas idas y venidas, la relación de Twitter y Elon Musk ha visto un final “feliz” (según se mire). El magnate cerró la compra de la red social el pasado jueves por unos 44 mil millones de dólares, el precio inicial que se negoció.
Aunque la compra se formalizó el jueves, Musk ya hizo oficial la compra a su manera y se proclamó “tuitero jefe” en su perfil. Una de las primeras decisiones del ahora dueño de Twitter fue despedir a Parag Agrawal, consejero delegado de Twitter; Vijaya Gadde, responsable jurídica y Ned Segal, director financiero. Horas después de que Musk se presentara en la sede de Twitter portando un fregadero, el multimillonario publicó un mensaje dirigido a los anunciantes y explicó los motivos tras la compra.
“La razón por la que adquirí Twitter es porque es importante para el futuro de la civilización tener un lugar digital común, donde se puedan debatir nuestras creencias de manera saludable y sin recurrir a la violencia”, dijo. Añadió que “actualmente existe un gran peligro de que las redes sociales se dividan en cámaras de eco de extrema derecha o izquierda, lo que genera más odio y divide a nuestra sociedad”.
“En a búsqueda incesante de clics, gran parte de los medios de comunicación tradicionales han alimentado y atendido los extremos más polarizados, ya que creen que es es lo que da dinero. Sin embargo, en el proceso se pierde la oportunidad de dialogar”.
Twitter, el nuevo juguete de Elon Musk
Después de medio año, finaliza por fin el culebrón entre Twitter y Elon Musk. Esta historia dio comienzo cuando Musk, un usuario muy activo de Twitter, empezó a quejarse de la propia plataforma, la funcionalidad de la misma y las estrategias de negocio que se empleaban. Pocos sabrían por aquel entonces el desenlace de esta situación tan rocambolesca.
