Elon Musk es una de esas personas que tome la decisión que tome siempre tendrá, por algún motivo, a miles de personas detrás aplaudiendo. Sea, literalmente, la decisión que sea. Incluso cuando decidió que durante unos días solo podríamos ver un número muy limitado de tuits, hubo gente en Twitter alabándole como si acabara de descubrir la cura contra el cáncer. Pero sus jugadas supuestamente maestras parece que solo eran papel mojado, después de todo: solo ha pasado medio año desde que tomara el control y, por lo que parece, la empresa está rozando la bancarrota. Magnífica jugada, señor.
Failon Musk
Cualquier asesor de cualquier lugar del mundo le habría aconsejado a Elon Musk que no se gastara 40.000 millones de dólares en comprar una red social en una estable decadencia, que debía ya 13.000 millones de dólares a diferentes fondos de inversión. Y sin embargo, Musk se rascó la billetera para sacar pecho, convencido de demostrar que solo con un par de trucos de birbibirloque conseguiría convertirla en una empresa rentable. Spoiler: Sale mal.
La abrasiva campaña para que los usuarios se hagan Twitter Blue, que está llevando a estos tuiteros supuestamente premium a ser bloqueados por el resto, no ha funcionado como esperaba, y las marcas han decidido saltar de este tren sin frenos en cuanto el gerente les quitó la verificación y la hizo de pago para que no significara absolutamente nada.
Básicamente, por lo que ha explicado el propio Musk, los ingresos por publicidad han bajado a la mitad desde que llegó al poder y es consciente de que necesita estar en números positivos antes de plantearse el siguiente movimiento. El problema es que es un círculo vicioso: sus decisiones no son aceptadas ni por marcas ni por usuarios y su régimen se debilita cada día más. Es más: además de sus deudas ahora se enfrenta a 500 millones de dólares en demandas de las 6000 personas que echó a la calle en noviembre. Genio. Entrepeneur. Maestro.
A todo esto hay que sumarle que, aunque Musk diga lo contrario, hay un 18% menos de usuarios activos, y su actitud anti-woke (hace poco dijo que no iba a consentir la palabra “cisgénero” pero sí “nigger”) no invita a seguir apostando por la red del pájaro. ¡Pero hay más! El siguiente intento de Musk por conseguir gente en Twitter Blue es pagarles por escribir, lo que va a llevar a dos cosas. Primero, a tuits con mensajes de odio para conseguir más visibilidad y, por tanto, más dinero. Y segundo, a que las arcas se vacíen cada vez más.
¿Cuánto queda para que Musk se canse de que su juguetito se hunda y dé por hecho que ha perdido 44.000 millones del ala? El tiempo (y el dinero) se van acabando, y poco a poco se está quedando sin seguidores fieles. Mal pinta la cosa para nuestro supuesto líder.
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