Parece que Telegram no las tiene todas consigo últimamente. Tras toda la polémica que ha tenido lugar en España, ahora resuenan, y con razón , las dudas sobre los riesgos de privacidad que propone la propia aplicación a los usuarios con un peligroso acuerdo: suscripción premium a cambio de usar tu número para que usuarios desconocidos tengan acceso a códigos de acceso de un solo uso.
Tal y como es evidente, aceptar esas condiciones para obtener esos beneficios puede resultar muy peligroso para cualquiera de las dos partes, ya que los números de teléfono no deberían revelarse fácilmente, y que otro usuario maneje el código de acceso de un desconocido podría provocar robos de cuenta de manera masiva, por lo que resulta peligroso en las dos direcciones.
Un servicio con más contras que ventajas
Tal y como explicamos en Softonic, Telegram está preparando un servicio que conecte a usuarios desconocidos entre ellos para facilitar el inicio de sesión por SMS a cuentas sin número. Para ello, ofrece a usuarios con número suscripciones Premium a Telegram por formar parte de este servicio. Sin embargo, hay muchos agujeros visibles en este proyecto.
Teniendo en cuenta lo endeble de esta idea, es poco probable que Telegram tenga permiso para llevar a cabo este servicio en la Unión Europea, pero esta herramienta, que ya está siendo probada en países seleccionados, permitirá que cientos de usuarios desconocidos puedan ver el número de teléfono del usuario que lleve a cabo este servicio para tener una suscripción de pago sin usar dinero.
Los complicados días de Telegram en España
Tampoco está teniendo un buen momento a nivel legal en España. De hecho, aunque dichas medidas ya se han suspendido por lo desproporcionadas que son, que Telegram permita tan fácilmente la difusión de contenidos protegidos por derechos de autor ha hecho poner el grito en el cielo a algunas de las grandes productoras de España, solicitando que se vete el acceso a Telegram.
Durante los últimos días, parecía que el veto a Telegram iba a ser inminente, pero todo fue fruto de una confusión del Juez Pedraz, que no tenía conocimiento exacto de qué era Telegram o de cómo funcionaba, algo que habría hecho al magistrado asociar la difusión de contenidos e Internet a que fuese una web dedicada expresamente al alojamiento de contenidos, como lo era en su momento Megaupload y muchas otras similares.