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Aquí no hay quien viva cumple 20 años: ¿por qué marcó tanto a la cultura pop española?

5 motivos por los que no podemos olvidar a Aquí no hay quien viva

Aquí no hay quien viva cumple 20 años: ¿por qué marcó tanto a la cultura pop española?
Juan Carlos Saloz

Juan Carlos Saloz

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Qué mona va esta chica siempre“, “Un poquito de por favor”, “Las caras, Juan, las caras”, “Radiopatio 24 horas”, “¡Váyase, señor Cuesta! ¡Váyase!”, “Soy Concha, entro”, “¡Vamos, no me jodas!”, “Ignorante de la vida”… puede que estas frases y expresiones no signifiquen nada sacadas de contexto. Pero si tienes más de 25 años y te has criado en España, estoy seguro de que te sonarán más que a nadie, y es que todas están extraídas de una de las series que más ha marcado la historia reciente de nuestro país: Aquí no hay quien viva.

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Estrenada el 7 de septiembre de 2003 como una sitcom de vecindario original de Antena 3, Aquí no hay quien viva comenzó con humildad pero fuerza, y terminó convirtiéndose en una de las ficciones más recordadas por todo un país. Ahora que ha cumplido veinte años, lo celebramos destacando sus puntos más fuertes y todo lo que hizo que se convirtiera en una leyenda.

1. Un retrato fiel de la clase obrera

Aunque con contadas excepciones, antes de Aquí no hay quien viva la mayoría de series y películas españolas preferían retratar a familias algo más pudientes con vidas que pocos podían permitirse. Sin embargo, esta serie mostró directamente las vidas mundanas de diferentes familias que viven en un barrio obrero de Madrid, en un edificio antiguo, como Desengaño 21, en el que todo tipo de realidades coexistían.

Si bien 2003 era una época de bonanza en España y no sufrían la precariedad tan vasta que existe en la actualidad, podíamos ver muchas tramas, como la de Belén, en la que se reflejaban problemas como el coste del alquiler o la falta de trabajo. De algún modo, Belén nos dejó claro el futuro que nos esperaba a muchos de nosotros.

2. Corazón en cada broma

Una de las mayores críticas que se han hecho a La que se avecina, la sucesora de Aquí no hay quien viva que muchos odiamos por múltiples razones, es la falta de empatía con los personajes. Sin embargo, todo en Aquí no hay quien viva estaba hecho desde el corazón; cada personaje, por más cabrón que fuera a veces, nos importaba. Y eso hacía que el humor fuera mucho más efectivo.

Aquí no hay quien viva no intentaba emocionar ni la profundidad per se, pero lo conseguía constantemente gracias a que sus personajes estaban tratados, desde el guión y la actuación de cada intérprete, con un corazón inevitable. Está claro que muchas series cómicas actuales tendrían que aprender de ella en este sentido.

3. Personajes (y actores) inolvidables

No hay duda de que Aquí no hay quien viva lo era todo gracias a sus personajes. Desde el portero Emilio hasta la precaria Belén, pasando por el responsable Juan Cuesta y la pija Lucía, todos tenían verdad y humor a partes iguales. Cada actor daba lo mejor de sí en cada toma, y el timing que tenían para el humor, sin forzarlo pero rematando cada escena de manera sublime, no se ha vuelto a ver en la televisión española.

Cada frase de las primeras mencionadas puede coronar una camiseta, y eso es gracias a los guionistas pero también a los actores que hacían un trabajo espléndido. Y, por supuesto, aquí debemos hacer una mención especial a la tríada de reinas que siempre nos acompañarán: las ancianas Marisa, Concha y Vicenta.

4. Abriendo las puertas del siglo XXI

Más allá de sus personajes, si algo hay que destacar de Aquí no hay quien viva son las tramas que desarrollaban. Ya no solo era un retrato de la clase obrera, sino que además no tenía pelos en la lengua a la hora de hablar de temas que para la España del momento eran insólitos.

La pareja de Mauri y Fernando, dos personajes abiertamente homosexuales con problemas que iban mucho más allá de su sexualidad, fue un hito que reconcilió a mucha gente con el colectivo. E incluso hubo tiempo para hablar de temas como la okupación, que más tarde llegarían de manera férrea a nuestra sociedad.

5. Diversidad sin prejuicios

Finalmente, lo que enamoró a todo el público de Aquí no hay quien viva fue la diversidad de sus personajes y tramas. Había personajes encantadores (y odiados) de todas las edades y estatus sociales. Desde ancianos hasta niños podrían verse representados, y todo hecho sin ningún tipo de prejuicio doliente, aunque sí desde el humor bien entendido.

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Juan Carlos Saloz

Juan Carlos Saloz

Periodista cultural especializado en cine, series, cómics, videojuegos y todo lo que tus padres intentaban que evitaras en tu infancia. También director de cine en ciernes, guionista y liante profesional.

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