Desde hace algún tiempo, el rumor de que Apple podría comprar Disney ha sido un tema recurrente en la industria del entretenimiento. Si bien la idea ha sido discutida y debatida entre los expertos, hay varias razones por las que esta compra, a pesar de ser fascinante en teoría, tiene poco sentido y es improbable que suceda.
La dimensión de la compra
En primer lugar, es importante tener en cuenta la magnitud de una posible adquisición de Disney por parte de Apple. Disney es una de las compañías de entretenimiento más grandes y exitosas del mundo, con una enorme cartera de propiedades y activos. Integrar una compañía de esta envergadura sería un desafío logístico enorme, sin contar con el desembolso económico que tendrían que hacer desde Cupertino.
Si bien en muchas ocasiones hablamos del tamaño económico de Apple, lo cierto es que no todos los activos están a la inmediata disposición de la compañía para pagar una adquisición. Un movimiento de este tipo es enorme, incluso para la empresa más valiosa del mundo.
La cultura empresarial de Apple
Uno de los argumentos clave en contra de esta adquisición es la fuerte cultura empresarial que prevalece en Apple. La compañía no es solo un gigante tecnológico; es una entidad con importantes valores, ideales y una visión muy clara de lo que quiere ser. Apple incluso tiene su propia universidad para inculcar su cultura y filosofía en los nuevos empleados.
Integrar a las miles de personas que trabajan en Disney podría diluir en gran medida estos ideales y valores. La cultura de Disney es única y distinta, y fusionar estas dos culturas podría no tener el efecto deseado ni para una ni para otra empresa
Posibles dificultades regulatorias
Además, cualquier acuerdo entre Apple y Disney seguramente atraería un escrutinio regulatorio intenso. La situación actual ha sido agresiva en su enfoque hacia las fusiones y adquisiciones, y es probable que se viera una combinación de Apple y Disney como problemática desde una perspectiva de competencia. Algo que ya ha pasado a otros grandes del sector y que ha acarreado consecuencias no deseadas para las empresas involucradas.
Compromiso con el negocio principal de ambas empresas
Otro factor a considerar es el compromiso de Apple con su negocio principal: la tecnología. Aunque Apple ha incursionado en el contenido a través de Apple TV+, la compra de un estudio de la magnitud de Disney podría desviar la atención y los recursos de su enfoque principal. Lo que no sería ni rentable ni nada deseable para ninguna de las empresas.
Disney no es solo un estudio; es un conglomerado con enormes parques temáticos por todo el mundo, merchandising y muchas otras vertientes que podrían no alinearse con la dirección estratégica de Apple ni a corto ni a largo plazo.
Esto mismo podría generar una respuesta bastante contundente por parte de los accionistas de ambas compañías. No es el factor de mayor importancia, pero es claramente uno a considerar. Mientras tanto, un acuerdo para licenciar contenidos, una colaboración más estrecha en las producciones, estrenos simultáneos en Disney+ y Apple TV+ u otros acuerdos similares son mucho más factibles, simples y beneficiosos para ambas compañías.
Cierto es que, en palabras del propio Bob Iger, la idea de fusionar las compañías podría haber sido considerada si Steve Jobs aún estuviera vivo. Pero en el clima actual, con las realidades que enfrentan ambas compañías, la posibilidad parece remota y poco práctica.
La idea puede parecer atractiva en la superficie, la realidad es mucho más compleja. La fuerte cultura empresarial de Apple, las dificultades regulatorias, el compromiso con su negocio principal y la posible reacción negativa de los accionistas son solo algunos de los factores que hacen que esta adquisición tenga poco sentido. La especulación continuará, como siempre ocurre en una industria tan dinámica y en constante evolución. Pero, por ahora, la idea de Apple comprando Disney parece ser poco más que un rumor recurrente y fascinante que, una vez más, tiene poco sentido en la realidad, aunque puede que más de uno apoyáramos desde el minuto uno.
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