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El Twitter de Elon Musk: pasado, presente y futuro de la plaza pública de Internet

El Twitter de Elon Musk: pasado, presente y futuro de la plaza pública de Internet
Pedro Domínguez

Pedro Domínguez

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Ay, Elon. Tu llegada a Twitter ha sido todo un torbellino para los devotos de la red social. Desde la venida de Elon Musk a la compañía, no ha habido semana o incluso día que no supiéramos de algo relacionado con el excéntrico multimillonario.

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8.2

Han pasado ya más de dos meses desde que Musk tomara el cargo como emperador de Villa Twitter. Dos meses en los que ha pasado prácticamente de todo, en los que el Twitter que conocíamos ha dado un giro de 180 grados y en los que se ha especulado mucho sobre qué será de Twitter a corto y largo plazo. Pero ¿qué ha pasado realmente? ¿Cómo será la red social este año? Hora de hacer un repaso.

Paga 8 dólares si quieres “ser guay”

Si Twitter fuera una serie, podríamos debatir largo y tendido sobre el estado de embriaguez de sus guionistas tan solo ateniéndonos a lo acontecido a finales de 2022. Después de una tormenta de tuits de Musk durante varios meses, negándose a comprar Twitter porque “hay muchos bots y nadie me había avisado de ello”, el también director general de Tesla acabó confirmando la compra de la compañía a finales de octubre.

Tras sentarse en el Trono de Hierro, el autoproclamado adalid de la libertad de expresión en Internet anuncia la formación de un “consejo de moderación de contenidos”, del que no se sabe prácticamente nada hasta el día de hoy, más allá de que serviría para combatir el odio y la desinformación.

Tras pocos días en el cargo, Musk decide que el sistema de verificación de Twitter consista únicamente en un pago de 8 dólares al mes, el precio de la suscripción a Twitter Blue. Pocas horas después de habilitar esta opción, aparecieron decenas de cuentas falsas haciéndose pasar por cuentas de marcas reales. Tras el “ligero enfado” de las marcas, se paraliza la opción de suscribirse a Twitter Blue.

Despidos y renuncias masivas

Más allá de ser algo que preocupe a los tuiteros de a pie, el problema de las cuentas falsas fue la gota que colmó el vaso para muchos de los grandes anunciantes con los que contaba Twitter, que decidieron poner pies en polvorosa debido a la inseguridad que les transmitía la compañía de cara a salvaguardar su imagen de marca.

El día 4 de noviembre, 7.500 empleados de Twitter en todo el mundo son despedidos, incluyendo departamentos enteros y puestos de gran responsabilidad, bajo la justificación de “no haber elección cuando la empresa está perdiendo más de 4 millones de dólares al día”. Posiblemente su medida más “popular” hasta la fecha.

A mediados de mes, después de un ultimátum a lo que quedaba de su plantilla en el que amenazaba con echar a la calle a todos aquellos que no estuvieran dispuestos a “trabajar muchas horas”, una gran parte de los trabajadores de Twitter renunciaron. Es importante mencionar el pequeño detalle de que, a estas alturas, el equipo de moderación de Twitter ya estaba (¿está?) bajo mínimos.

La libertad de expresión en su máximo esplendor

Confiando en la democracia y el “poder del pueblo”, Musk decide crear una encuesta para decidir si debería o no restaurar la cuenta a Donald Trump. Gana el sí y, pocos días más tarde de restaurar la cuenta del expresidente, anuncia que también “devolverá a la vida” a todas las cuentas suspendidas en Twitter. Sí, todas.

Para acabar el mes, Musk decide revocar las políticas de lucha contra la desinformación sobre la COVID-19, eliminando los banners informativos y la “penalización” a aquellas cuentas que difundan bulos sobre el virus.

La libertad de expresión sin límites de Musk no tardaría en encontrarse con un gran bache en su camino tras la difusión por parte del rapero Kanye West de una imagen que combinaba la simbología nazi con la judía. La cuenta del famoso rapero quedaba suspendida, molestando a muchos que confiaron ciegamente en la promesa de la libertad de expresión en estado puro.

A mediados de diciembre, y poco después de relanzar Twitter Blue, la compañía decide suspender una cuenta de Twitter que seguía los trayectos de su jet privado (datos públicos), y más tarde las de varios periodistas estadounidenses que trabajan para medios de gran relevancia, como The Washington Post o la CNN, que difundieron la noticia.

Pocos días después, el multimillonario realizaría otra encuesta para que el pueblo llano decidiera si debía retirarse del cargo y que otra persona tomara el mando de la compañía. Gana el sí, y Musk promete cumplir el resultado (en algún momento).

¿Qué será de Twitter?

El futuro de la compañía es a día de hoy una incógnita absoluta. Si bien se conoce que Musk ordenó retrasar todos los pagos a contratistas y proveedores, y que la Unión Europea ha amenazado con multar a Twitter si continúan las suspensiones a cuentas por decisiones prácticamente arbitrarias o personales, no se sabe mucho más que ayude a vislumbrar qué ocurrirá con la compañía.

De momento, la ausencia casi total de moderación humana hace que sea mucho más complicado que antes que se persiga el contenido de incitación al odio, por lo que podríamos esperar un aumento de este de aquí a finales de año, con nefastas consecuencias sociales (como ya se ha podido observar tras los últimos incidentes en Brasil).

Elon Musk ya ha declarado que Twitter está económicamente en la cuerda floja, por lo que no sería una idea descabellada que en pocos meses la compañía se declarara en quiebra, y así encontrar una forma de compensar el pago por la empresa.

Sea como sea, Twitter (con o sin Musk al frente), deberá tomarse en serio el papel que juega en Internet, así como las consecuencias que podría tener una mala gestión, incluyendo la posible suspensión de la red social por parte de organismos reguladores.

Toquemos madera para que sigan existiendo los tuits de cara a las próximas Navidades.

Pedro Domínguez

Pedro Domínguez

Publicista y productor audiovisual enamorado de las redes sociales. Invierto más tiempo pensando en qué videojuegos jugaré que jugando.

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