Por mucho que no paremos de repetirlo, la inteligencia artificial no deja de sorprendernos. Y es que han demostrado ser capaz de hacer cosas increíbles, desde redactar guiones hasta escribir código sin apenas fallos reseñables. Sin embargo, los límites entre la realidad y la ciencia ficción se vuelven más difusos a medida que mejora esta tecnología.
Uno de los ejemplos más recientes es el de Donald Trump. Ayer, pudimos ver unas imágenes completamente editadas donde se apreciaba al expresidente de los Estados Unidos luchando contra policías. Todo esto durante el día que iba a ser supuestamente arrestado.
Sortear deepfakes se ha convertido en una rutina, sobre todo en la era de Internet en la que vivimos hoy en día. El anuncio de la posible detención de Donald Trump por parte de la policía de Nueva York había generado grandes expectativas entre sus detractores. Uno de los motivos tras la detención se debía a un soborno que habría realizado a la actriz porno Stormy Daniels para silenciar un supuesto affaire entre ambos. Como era de esperar, la noticia se propagó como la pólvora entre medios de comunicación y redes sociales, lo que no dejó indiferente a nadie.

El anuncio de la detención hizo que se diera también una situación inesperada por la policía. En lugar de protestas, Internet se inundó de una gran cantidad de imágenes generadas por IA. Lo cierto es que a poco que tengas el ojo un poco entrenado, no te será nada difícil detectar las imágenes falsas. Sin embargo, hubo muchos usuarios que si se las creyeron.
Nos debe servir como aviso: este incidente ha sentado un precedente de lo que está por venir. En un mundo donde la información circula a velocidades vertiginosas, la verificación de los datos se ha vuelto aún más fundamental que nunca. La reciente difusión de imágenes falsas de Trump es un ejemplo más de la mala utilización de las IAs.
