La Temporada 3 de The Mandalorian no estaba siendo, hasta el momento, la más memorable de la serie. Aunque hay ciertos episodios como el 3×06 o el 3×04 que nos han llevado de vuelta a entender por qué nos gusta tanto esta ficción sobre Star Wars, en términos generales se estaba quedando algo atrás respecto a las dos anteriores temporadas.
Sin embargo, todo esto ha cambiado en el séptimo capítulo de temporada. Todo lo anterior ha sido una forma de allanar el terreno para lo que estaba por venir, y tengo que decir que el 3×07 ha sido uno de los episodios más memorables de toda la serie de Disney Plus.
Después de conocer Mandalore, ver qué ocurría con Moff Gideon, descubrir el poder de Grogu y ver cómo Bo-Katan Kryze consigue reunir a las diferentes tribus de mandalorianos, llegamos a un clímax en un episodio dirigido con una gran destreza y en el que por fin sabemos cuál será el destino de esta raza.

El regreso de Moff Gideon
El capítulo comienza con una declaración de intenciones. Después de que en el 3×06 Bo-Katan y Din Djarin consiguieran reunir a los mandalorianos mercenarios, finalmente aterrizan en el planeta Nevarro, donde se asientan los Hijos de la Guardia. Allí vemos unas primeras tiranteces entre las dos tribus, aunque todos parecen tener claro que quieren colaborar.
Junto a ello vemos una escena que deja claro que esto no ha hecho más que comenzar: Elia Kane, personaje que ya vimos en el 3×03, está aliada con el Imperio, y es la que da alas a Moff Gideon para volver a las andadas. El villano de las temporadas anteriores vuelve con más fuerza que nunca, y tiene un objetivo primordial al que batir: los mandalorianos.

Mientras se cierne una guerra entre el Antiguo Imperio y el nuevo Mandalore, Din Djarin visita la capital de Nevarro junto a Grogu y recupera algo que vimos en el primer episodio de la temporada. Los pequeños mecánicos a los que había dejado el droide IG-11 han convertido al robot en IG-12, una especie de nave pilotada hecha por y para Grogu.
De este modo, el pequeño Baby Yoda vuelve a mostrar su ternura y travesura infantil pilotando el droide, que será su nuevo medio de transporte —y arma—. Este es uno de los momentos más entrañables del episodio, con Grogu experimentando con sus nuevas extremidades y poniendo paz entre las tribus mandalorianas dejando claro que él es el único que entiende el mundo tal y como es.
En memoria de Paz Viszla
Pero la paz no dura para siempre, y aunque todo parece pintar bien cuando se encuentran con mandalorianos originarios del planeta, que guían hacia la capital a los más temerarios, pronto llegan los problemas. En primer lugar, sufren el ataque de una enorme bestia, en una escena de acción trepidante y a lo Piratas del Caribe que dejan claro que esta serie no está siendo afectada por los problemas de CGI de Marvel Studios.
Y, cuando por fin se salvan de ello y consiguen recobrar sus fuerzas, llega el peor momento: Moff Gideon les tiende una trampa y sus soldados atrapan a los mandalorianos sin que puedan escapar. Din Djarin, Bo-Katan y el resto combaten con lo que pueden contra los imperiales, y muchos de ellos se salvan gracias al precioso sacrificio de Paz Vizsla.

No obstante, a pesar de que Paz Vizsla consigue una redención de su personaje con esta preciosa escena, nadie consigue evitar que Din Djarin sea secuestrado por Moff Gideon. Y así acaba el episodio, con el protagonista de la serie de Star Wars enclaustrado y sin saber su destino, mientras el resto de mandalorianos se han salvado por los pelos del imperial.
Ahora ya solo queda un episodio para el final, y todo parece indicar a que será épico y repleto de acción. ¿Sobrevivirá Mando a Moff Gideon, o el villano conseguirá su venganza? Pase lo que pase, está claro que el futuro de The Mandalorian es muy pero que muy prometedor.
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