The Mandalorian continúa en Disney Plus con una tercera temporada que se está convirtiendo en una de las tandas de capítulos más interesantes de la serie. A pesar de que sabíamos que iban a haber muchos cambios respecto a los anteriores, no hay dudas de que en cada episodio consiguen sorprendernos con nuevas tramas y giros.
Después de ver cómo Din Djarin se adentraba en Mandalore y sobrevivía al Mitosario gracias a Bo-Katan Kryze, el 3×03 dio un salto en la trama para presentarnos algo que incluso no parecía la misma serie. En el último episodio nos adentramos en Crocusant, el enorme planeta habitado por un billón de personas que se erige como capital de la Nueva República, y allí pudimos ver la historia del Doctor Pershing, a quien seguro que veremos de nuevo en la serie.
Aunque fue un episodio bastante interesante y que trasladaba la política de Andor a esta otra serie de Star Wars, muchos se quejaron de que no parecía un capítulo de The Mandalorian. En lugar de durar la media hora habitual, llegaba a superar la hora de duración, y aunque los personajes salen brevemente en la primera temporada no conseguían tener el interés de Mando y Grogu.
Sin embargo, el cuarto episodio de la temporada ha demostrado que este parón solo fue momentáneo, y nos hemos vuelto a encontrar con Din Djarin y el pequeño Baby Yoda para ver qué ocurre con ellos una vez el protagonista ya se ha bañado en las aguas vivas de su planeta natal.
Entrando en la sociedad mandaloriana
La soledad que transmitía Mando a principio de la primera temporada ha ido desapareciendo a medida que han avanzado las temporadas, y los aliados y amigos se han convertido en parte indispensable de lo que es el propio Din Djarin. Sin embargo, nunca habíamos visto al protagonista integrado en una sociedad… hasta ahora.
Después de bañarse en las aguas vivas y ser perdonado por la Armera, Mando y Grogu se adentran en la pequeña resistencia que han creado para comenzar a convivir con los huérfanos que buscan conformar de nuevo la sociedad mandaloriana. Además, no lo hacen solo: junto a ellos está Bo-Katan Kryze, quien recibe un glow up interesante en este capítulo.
Después de perder a los suyos y de renunciar a su deseo de liderar a los nuevos mandalorianos al no conseguir el sable oscuro, Bo-Katan acaba siendo aceptada por la Armera. ¿El motivo? Se ha bañado en las aguas vivas y no se ha quitado el casco desde entonces, por lo cual puede ser aceptada al haberse “redimido de sus pecados”.
Pronto vemos cómo se adaptan los solitarios Mando y Bo-Katan a esta nueva sociedad, además de cómo funcionan los entrenamientos de los nuevos mandalorianos. Además, el protagonista no está dispuesto a que Grogu se quede simplemente como un protegido, así que decide que se entrenará con el resto de huérfanos.
Aunque los niños se ríen de él en un principio, Grogu se enfrenta en una batalla de entrenamiento a un huérfano y consigue vencerlo utilizando la Fuerza y sorprendiendo a todos. Pero lo peor viene después: un ave alienígena llega al lugar y secuestra a ese mismo niño para dárselo de comer a sus crías.
Mando, Bo-Katan y el padre del chaval salen volando para buscar el paradero del crío, y aquí ocurren dos cosas. Por una parte vemos la misión de rescate, en la que Bo-Katan consigue ganarse el favor de la sociedad mandaloriana y de ganarse el respeto de la Armera. Y por otra parte vemos lo más interesante de todo el capítulo: el pasado de Grogu.
Al quedarse a solas con la Armera, Grogu viaja al pasado a través de sus memorias. Es la primera vez que vemos su origen, y es del todo interesante. En una larga e interesante escena en la que volvemos a Crocusant, vemos cómo el pequeño Grogu está bajo la jurisdicción de los Jedi cuando les atacan en la famosa purga que acabó con todos ellos.
En este momento, el jedi Kelleran Beq, interpretado por Ahmed Best, consigue sacarlo del lugar y salvarlo mientras se sacrifica por el camino. La serie insiste en que veamos las cualidades de Beq y en mostrar su poder; y esto no es casual. En realidad, se trata de un homenaje de Jon Favreau y Dave Filloni a uno de los actores más míticos de la saga… pero al que nunca vimos en realidad.
Ahmed Best fue quien interpretó a Jar Jar Binks en las precuelas de principios de los 2000. Tras su interpretación, recibió un gran acoso por parte de los fans al tratarse de un personaje que gustó a muy pocos, y su carrera fue lastrada desde entonces. Pero, al igual que hicieron con Hayden Christensen y su Darth Vader en Obi-Wan Kenobi, las cosas no se podían quedar así. Y le han hecho justicia con un maestro jedi a la altura.
Desde luego, este capítulo ha vuelto a mostrarnos lo mejor de The Mandalorian: una serie de aventuras sin enormes pretensiones en la que los personajes están en el centro. En los próximos capítulos afrontaremos la recta final de la temporada, y por ver está si mantienen este tono o, si como hicieron con el 3×03, la perspectiva cambia.
