The Mandalorian continúa adelante con la tercera temporada de la serie. El universo Star Wars continúa ampliándose y la ficción encabezada por Pedro Pascal tiene la culpa de que, a pesar de sus pequeños altibajos en los últimos años, siga siendo de interés para los seguidores de Disney Plus.
Esta tercera temporada ha tardado en llegar, pero como hemos podido ver en los últimos dos episodios, la espera no ha sido en balde. En el primer capítulo ya vimos que, aunque ahora cuenta con una trama más lineal, sigue siendo la serie de aventuras independientes que todos recordábamos. Y el episodio recién estrenado ha vuelto a confirmarlo.
Un nuevo droide se incorpora al equipo
El capítulo comienza con Din Djarin y Grogu (nuestro querido Baby Yoda) visitando, de nuevo, el taller de Peli Motto. En esta ocasión esperan recibir una pieza para arreglar el droide IG-11, el único en el que confía mano y quien sería el aliado esencial para el viaje que les espera hasta Mandalor. Sin embargo, no todo sale como esperaban.
Muchos creíamos que IG-11 iba a ser un nuevo aliado de esta temporada. Pero, por lo que parece, no lo será… al menos de momento. A cambio, Peli Motto le ofrece llevarse con él un trasto que tiene en el taller; un droide que se cae a pedazos y que no parece estar por la labor de embarcarse en las aventuras del mercenario. Mando acepta a duras penas… y despega con él y Grogu.
Esta primera parte del capítulo ya nos sirve para meternos en situación. Aunque personalmente creía que el tema de las minas de Mandalor iba a ser el letimotiv de toda la temporada y se iba a alargar durante los capítulos, al final ha resultado ser una aventura más que se ha resuelto en dos episodios. Porque sí; esto es The Mandalorian, y el ritmo lo es todo.
Llegando a Mandalor
Puede que fuera cosa de las expectativas, pero durante dos temporadas se ha hablado tanto de Mandalor que creía que la llegada al planeta iba a ser poco más que una Odisea. Sin embargo, el episodio lo ha resuelto más bien rápido, y aunque ha tenido sus momentos para mostrar cómo fue en su día y explorar la antigua tecnología mandaloriana, he de decir que se me ha quedado algo corto.
Cuando Din Djarin y Grogu llegan a Mandalor, aterrizamos a una especie de cementerio gigante en forma de planeta. Se trata de un lugar gris, hostil y poco cuidado, en el que las leyendas dicen que corre una toxina que mata a cualquiera que la respire. Eso es lo primero que quiere comprobar el protagonista interpretado por Pedro Pascal, y por eso se ha llevado a su droide.
Tras un momento de tensión que pasa bastante rápido —desde luego, la épica no ha sido la mejor amiga de este capítulo—, Din Djarin descubre que, como creía, lo de la toxicidad era un bulo, y comienza a explorar el planeta en busca de las minas donde están las Aguas vivas en las que debe bañarse.
Sin embargo, pronto llegan las complicaciones. Mando descubre a un grupo de bandidos y se enfrenta a ellos junto a la ayuda de Grogu. Pero sigue bajando y un enorme droide lo pilla por sorpresa y lo secuestra. En ese momento, todo queda en manos de Baby Yoda: es él quien debe escapar para buscar ayuda.
El poder de Baby Yoda
Grogu sale del planeta en busca de Bo-Katan Kryze, la mandaloriana que vive en un castillo en una de las lunas del planeta. Sale con su pequeña nave y una orientación envidiable. Y es aquí cuando llega el momento de la verdad: ahora que se ha convertido en el protector, ¿será capaz de usar sus poderes?
Aunque la dirección del capítulo nos ha dejado sin poder ver de manera efectiva cómo utiliza la Fuerza, Grogu se deshace sin problema de un bandido que intenta atacarle, demostrando así que su entrenamiento con Luke Skywalker no ha sido en vano. Pero debo decir que, al dejarlo todo por la intuición, de nuevo nos encontramos con un momento sin nada de épica, y prácticamente no se diferencian sus poderes a los de las anteriores temporadas.
Sea como sea, finalmente consigue escapar y visita a Bo-Katan, quien al principio está dispuesta a acabar con Mando, pero que cuando ve que está en apuros no duda en aventurarse a rescatarlo. Tras mostrar sus poderes y una interpretación brutal por parte de Katee Sackhoff, la mandaloriana llega adonde está Din Djarin y consigue salvarlo.
Finalmente, el protagonista se mete en las Aguas Vivas para saldar su deuda… pero le espera una última confrontación. Junto a Bo-Katan consigue salirse con la suya, pero todo está por ver en los siguientes capítulos. Ahora que ya no va a ser un proscrito y ha descubierto que Mandalor es habitable… ¿qué será lo próximo?
