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La no tan increíble historia de Amazing-man, el superhéroe creado por una madre para competir contra Superman

Muy Súper no era, la verdad

La no tan increíble historia de Amazing-man, el superhéroe creado por una madre para competir contra Superman
Randy Meeks

Randy Meeks

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Hay quien dice que antes de 1938 no había superhéroes y que todo eso cambió cuando Jerry Siegel y Joe Shuster crearon a Superman, como si hubiera nacido de la nada. Y hay parte de razón: aunque El Fantasma, Sheena, Flash Gordon o El Avispón Verde nacieron décadas antes, la verdadera revolución fue la del kryptoniano que podía levantar coches, utilizar rayos X, volar y tenía una identidad secreta inamovible. Para tanto era, que todos en la época quisieron tener su propio Superman. Unos lo consiguieron más o menos (Timely) y otros se quedaron por el camino. Esta es la historia de uno de ellos.

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El hombre increíble

En aquellos años, ser creador de cómics era un empleo con futuro (no como ahora). O eso pensó Bill Everett, un veinteañero que evitó convertirse en camionero como su padre y, en algún momento por el camino, acabó volviéndose un adolescente alcohólico, un joven marine y, finalmente, un dibujante de viñetas precoz. La cosa es que mientras estaba trabajando en Centaur Comics, una editorial nacida en enero de 1938 que publicaba historias pulp y de ciencia ficción, nadie vino venir el arrollador éxito de Superman. Pero les atropelló.

Fue entonces cuando el editor jefe, Lloyd Jacquet, le pidió a Everett “un personaje al estilo Superman“. Lo sorprendente del asunto es que, como no se le ocurría nada, su madre corrió a ayudarle. De hecho se conserva una carta donde le pide a otro miembro de la familia que les ayude: “Tiene que tener un nuevo personaje para una tira que Jacquet quiere que cree para competir con la nueva, llamada ‘Superman’, creo. Nos hemos aplastado los cerebros buscando un nuevo tipo de personaje, pero solo puedo pensar en volver a los viejos cuentos populares, extranjeros si es necesario, y tratar de encontrar algún personaje inusual con el que podamos construir una historia inusual para estos tiempos modernos”. Esperamos que la madre al menos cobrara un poquito de copyright.

El superhéroe con el que Everett (y, quizá, su madre) acabó saliendo era como Superman pero bajando un poco la intensidad: Amazing-Man, que apareció por primera vez en el número 5 de ‘Amazing-Man Comics’… para la que no existieron cuatro números anteriores. Este fue el segundo superhéroe de la historia con un tebeo propio, y su historia era, digamos, curiosa.

John Aman fue criado por monjes del Tibet durante 25 años: cada uno del Concilio de los Siete, que así se hacían llamar, le enseñó a dominar un superpoder diferente, además de permitirle desaparecer en una niebla verde. Amazing-man era superfuerte, invulnerable, superveloz, podía curarse y practicaba la telequinesis. Vamos, que era una navaja suiza de poderes raros. Desde el número 5 hasta el 42 fue el personaje estrella de la editorial, pero en febrero de 1942 esta entró en bancarrota y le dejó perdido en la niebla (verde) de la historia.

Bill Everett llegaría a una pequeña empresa llamada Timely donde creó a un tal Namor y, muy a posteriori, un abogado ciego llamado Daredevil junto al mismísimo Stan Lee. En 1973 fallecería a los 55 años, sin llegar a ver a su personaje volviendo de aquella manera en 1990 en las páginas de Malibu Comics y en 2008 como el Príncipe de los Huérfanos en un cómic de ‘El inmortal Puño de Hierro’, de Marvel. Y es que en la vida real puedes morir, pero los cómics son siempre eternos.

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Randy Meeks

Randy Meeks

Redactor especializado en cultura pop que te escribe en webs, revistas, libros, redes sociales, guiones, cuadernos y servilletas si no hay más sitios donde dar la chapa

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