Lo que comenzó como una broma por parte de Ibai y Gerard Piqué va camino de ser un deporte que rivalice con el fútbol tradicional. Al menos en espectáculo y repercusión, la calidad y la seriedad son cosas secundarias. Lo primero es hacer afición.
El fin de semana pasado se reunieron decenas de miles de personas en el Camp Nou (el estadio del F.C. Barcelona) para ver la final de la Kings League. Ese día el mundo descubrió el poder del producto que están montando un montón de streamers y youtubers junto al mítico defensa central del F.C. Barcelona y la Selección Española.
Conquistar las audiencias a través de la televisión tradicional
Y claro, cuando juntas a 92.522 espectadores en un estadio para ver la final de una liga de futbol amateur deja claro que algo muy gordo está sucediendo en la sociedad española… y de más allá de nuestras fronteras.
Este fenómeno no ha pasado desapercibido para el programa televisivo El Chiringuito, donde se reúnen cada semana una serie de contertulios a hablar de sus equipos preferidos. Sí, donde siempre hablan del Real Madrid y el F.C. Barcelona, el pasado fin de semana se habló de la Kings League.
La reflexión que estos hacían es que el fútbol tradicional tiene un problema y su nombre no es la Kings League, sino más bien su hermetismo, su precio y su sistema de explotación.
El tertuliano deja claro que si los jóvenes de hoy en día, millones de potenciales espectadores, no tienen poder adquisitivo para pagar carísimas suscripciones mensuales a DAZN o Movistar Plus. Es lógico que tiren de Twitch para ver gratis un producto que se parece al original y que entretiene aún más.
Está claro que el futbol moderno debe replantearse su modelo de negocio o, de lo contrario, nuevas formas y nuevas opciones llegarán a las nuevas generaciones, quienes son el público del mañana… y también de hoy, visto lo visto.
Casi 100.000 personas en un estadio es más que una moda, es una alternativa real. ¿Escucharán desde la FIFA o desde La Liga los cambios del viento? Si no lo hacen su supervivencia no está garantizada de aquí a unas pocas generaciones.
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