Cada vez es más habitual encontrar una noticia de este tipo: “X servicio ha sido hackeado y todas las contraseñas de los usuarios pueden haber sido robadas”. Por desgracia, en estos tiempos es factible que cualquier hacker entre en los servidores privados de alguna compañía y se haga con todos estos datos. O más fácil: que accedan a tu cuenta directamente. Hoy en Softonic te enseñamos algunos trucos para aumentar la seguridad. Una guía gamer para no ser hackeado.
La contraseña
El punto clave: la contraseña. No nos cansamos de repetir que el password más repetido del mundo es “123456”. Y eso es un problema. A esta combinación numérica le suele seguir la fecha de nacimiento de la persona en cuestión, algo que no es difícil de averiguar si se tira del amigo Google. Nuestro consejo es que optes por contraseñas un poco elaboradas, que mezclen minúsculas, mayúsculas y números. Cambiar la letra “E” por un “3”, jugar al despiste entre la “O” y el “0”, por ejemplo, o que la palabra en cuestión sea un poco más larga de lo normal. Todo vale en este campo.
La doble autenticación
Cada vez más servicios ofrecen la doble autenticación, es decir, que justo después de poner tu contraseña se requiera una información adicional. Si esto existe dentro de los servidores es por una simple razón: ha quedado demostrado que aumenta el grado de seguridad. Plataformas como Steam, Uplay, PlayStation Network, Xbox Live o Blizzard permiten activar esta doble confirmación de seguridad. Si tienes la oportunidad de habilitarlo, hazlo sin pensártelo dos veces. Tu “yo” del mañana nos lo agradecerá, te lo aseguramos.
Reconocer el phising
Este consejo es muy importante y pasa desapercibido: es importante reconocer el phishing que hay en Internet. Nosotros mismos hemos caído alguna vez en uno de estos portales, ya que imitan con enfermiza exactitud a las páginas webs oficiales. Si las copias son tan parecidas, ¿entonces cómo podemos detectarlos? La clave radica en que estas páginas webs siempre suelen tener un punto débil, un talón de Aquiles que se localiza en su URL, por ejemplo. Cambiar una “i” mayúscula por una “l” suele ser recurrente, así como situar una terminación al dominio.
De igual manera, también suelen cometer tener particularidades muy variopintas como la imperiosa necesidad de que introduzcas la contraseña para recibir un regalo, canjear un premio inexistente o participar en un evento. Cuidado con el phishing, de verdad.
Y cuida tu información personal
Estamos en Internet, es decir, no sabemos qué nos vamos a encontrar en la otra parte de la pantalla. Intenta dar la menor cantidad de información personal posible. No facilites tu nombre, cumpleaños, dirección postal, documento de identidad, etc., a personas que no son de tu confianza. En muchas ocasiones, toda esta información se utiliza posteriormente para fines y actos poco éticos, véase comercializar publicidad o incluso venderse a bases de datos. Al fin y al cabo, tú eres el mejor antivirus.