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La Ética de la IA: ¿Podría Interpretar Emociones?

La Ética de la IA: ¿Podría Interpretar Emociones?
María López

María López

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Muchas personas quieren saber y comprender cómo otros se sienten, entender sus sentimientos y sus emociones. Organizaciones que van desde el campo de la salud hasta el marketing han intentado ahondar en el tema usando encuestas o realizando estudios de toda índole. Sin embargo, todavía sigue habiendo muchas incógnitas.

El auge de las inteligencias artificiales ha hecho que los profesionales se planteen cómo pueden aplicar estos avances en sus respectivos campos. Es precisamente lo que está sucediendo con el análisis de las emociones humanas. Las inteligencias artificiales pueden analizar patrones de voz, el movimiento ocular, nuestros gestos y expresiones faciales y por tanto, registrar datos más precisos. ¿O no?

Para empezar, es necesario definir lo que son los datos emocionales, que es de lo que se nutren estas IAs. Por definición, son distintos a los datos normales (nombres, direcciones, cumpleaños) por varias cosas:

  • Individualidad: Los datos emocionales de cada persona son únicos. No todos sentimos o reaccionamos igual ante los mismos estímulos.
  • Abstracción: El estado mental de cada persona varia cada día y esto resulta en diferentes acciones que no siempre tienden a significar lo mismo.
  • Opacidad: A día de hoy, no existe un método para evaluar de forma general los sentimientos. Como se suele decir, cada persona es un mundo.
  • Proliferación: La mala interpretación de los datos emocionales puede llevar a deducciones erróneas.

Las emociones humanas son complicadas de clasificar y están sujetas a numerosos factores, tanto culturales como ambientales. Que las inteligencias artificiales puedan analizar correctamente el cómo nos sentimos representa un desafío difícil de llevar a cabo, por el momento.

Si tenemos en cuenta las debilidades que presentan los algoritmos de reconocimiento emocional, también podemos ver cómo mejorarlas. Todo empieza por utilizar una mayor cantidad de datos para entrenar correctamente a las inteligencias artificiales. Sin embargo, estos datos no sirven de nada sin su contexto. La calidad de los datos junto a nuevos algoritmos combinados pueden arrojar análisis más certeros.

Sin embargo, el uso de las inteligencias artificiales en temas tan abstractos como las emociones es algo intrínsecamente controvertido. Los sentimientos abarcan un espectro amplio, diverso y volátil, sujetos a un lugar y a una situación. Las IAs emocionales tienen su utilidad, pero estas también pueden dar lugar a muchos problemas morales o éticos y sobre todo, dar pie a abusos por parte del sistema.

María López

María López

Artista de vocación y amante de la tecnología. Me ha gustado cacharrear con todo tipo de gadgets desde que tengo uso de razón.

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