Si algo está demostrando la serie de The Last of Us encabezada por Neil Druckmann y Craig Mazin es que todavía queda mucho por contar sobre su historia. Si bien al principio muchos dudaban de que la adaptación pudiera aportar algo al videojuego, a lo largo de los capítulos se ha demostrado que, en este nuevo formato, se pueden llegar a capas narrativas muy interesantes.
Es en las pausas, en los momentos alejados de la acción frenética del videojuego, donde más aporta la serie de HBO Max. Ya lo vimos en el episodio 3, en el que la trama se tomó una pausa para contar la preciosa historia de amor homosexual entre Bill y Frank. Y ahora lo hemos visto de nuevo, con un capítulo 7 que ha estado a la altura de uno de los momentos más recordados de la saga.
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Left Behind: conociendo el trasfondo de Ellie
El episodio 7 de The Last of Us comienza donde lo dejó el sexto. Es decir, después de que Joel sea apuñalado y pierda la consciencia. En ese momento, Ellie debe tomar las riendas de la situación y convertirse en su protectora, revirtiendo los roles que habían jugado hasta el momento. Pero, en ese momento, el juego se toma la licencia de dar un salto temporal al pasado de Ellie, adaptando los eventos del DLC The Last of Us: Left Behind.
En este viaje regresivo conocemos a una Ellie algo más joven, aunque sea unos meses antes. Lo primero que vemos de ella es su rutina en la zona de cuarentena militar de Boston, Massachusetts. Criada en este lugar, vemos cómo se prepara en el colegio, a través de todo tipo de actividades, para su futuro en el lugar.
Sin embargo, pronto protagoniza una pelea con una matona, que la lleva a recordar lo mucho que echa de menos a Riley, su mejor amiga que desapareció hace unas semanas. Este hecho tiene a Ellie muy cabreada, pero todo cambia cuando Riley vuelve y le explica lo sucedido: se había marchado porque está a punto de cumplir los 17 años.
A los 17 años, en la zona militar de Boston adjudican a cada joven un oficio, y a ella le había tocado ser sanitaria. Harta de la situación y en busca de ser una vida menos mundana, se fue junto a Marlene (a quien bien conocemos todos ya a estas alturas), quien la introdujo en un grupo de Luciérnagas. Esta conversación cabrea aún más a Ellie, pero termina entendiéndola.
Juntas visitan un centro comercial abandonado, y comienzan a hacer de todo para recuperar el tiempo perdido. Se suben a un tiovivo, se hacen varias fotos juntas en un fotomatón —momento emblemático tanto de la serie como del juego— y jugan a Tekken 2 y otras recreativas. Poco a poco, se va viendo que lo que las une es más que una simple amistad, pero tras la discusión por la marcha de Riley, Ellie acaba yéndose… para volver poco después.
Tras una vuelta digna de una película de cine de terror —pero en la que finalmente no ocurre nada—, Ellie y Riley se disfrazan de Halloween en una tienda de disfraces y bailan juntas. Tras un rato de baile, llega el momento: Ellie besa a Riley. No tarda en pedirle perdón, pero Riley le responde “¿por qué?”, dejando claro que le ha gustado. En ese momento, deciden fugarse juntas, y Riley toma la decisión de no irse con los Luciérnagas. Pero esto es The Last of Us. Y nada sale tan bien como parece.
En mitad de la tienda, las jóvenes reciben la visita de un infectado al que han despertado por su presencia en el lugar. Aunque Riley lleva una pistola y le ataca rápidamente, el infectado es más rápido. Ambas luchan contra él con todo lo que llevan encima, navaja y bate incluidos. Pero, aunque el infectado acaba muriendo tras un ataque de Ellie, todo está perdido para ellas: han sido mordidas.
La serie no necesita más para contarnos lo que ha sucedido. En un brutal ejercicio de elegancia, se salta lo que ocurre después, porque ya todos lo sabemos. Ellie sobrevive milagrosamente gracias a su poder de resistencia y Riley muere. Y volvemos al presente: ahora hay otra muerte en sus manos.
Ellie cose la herida de Joel mientras él gruñe y se resiste. Pero, aunque vuelva a ser la misma Ellie del capítulo anterior, ahora entendemos que es alguien distinta. En la escena en la que Joel le recriminaba no haber sufrido, podíamos haber llegado a estar con él en algún momento. Pero ahora sabemos que no. A Ellie le han quitado lo mismo que a Joel, y cualquier esperanza sobre su futuro está condenada.
En los próximos episodios de The Last of Us nos asomaremos a una recta final en la que se acabarán los eventos originales del videojuego. Los que lo hemos jugado sabemos que, a pesar de haber pasado por momentos maravillosos, lo más duro está por llegar. Así que solo nos queda desear suerte a los dos protagonistas para que salgan lo más vivos posibles de lo que está por venir.
