Es cierto que los juguetes siempre han ocupado un lugar especial dentro del terror. Los muñecos como “Chucky” o “Anabelle” han conseguido asentarse dentro del imaginario colectivo y ya no nos parece tan descabellado que un juguete quiera matarnos en medio de la noche. Ahora, M3gan viene pisando fuerte y con ganas de sumarse al salón de la fama de los muñecos diabólicos.
La nueva película de terror de Blumhouse está siendo todo un éxito. La crítica especializada ha alabado la película y además, consiguió recaudar 30,4 millones de dólares en su fin de semana de estreno. Si no sabes de que va M3gan, aquí te hacemos un pequeño resumen: M3gan es una muñeca robot capaz de hacer cualquier cosa como un humano. Fue creada por Gemma (Allison Williams), una ingeniera obsesionada con su trabajo y que inesperadamente, debe quedarse al cargo de su sobrina huérfana, Candy. La creación de Gemma es todo un éxito y la empresa de juguetes para la que trabaja promociona a M3gan como la muñeca definitiva. Sin embargo, se podría decir que a M3gan le falta algún tornillo que otro y su ímpetu asesino acaba saliendo a la luz.
Parece que el estreno de M3gan no ha podido ser más certero, sobre todo si tenemos en cuenta el auge actual de las inteligencias artificiales. Sin embargo, no hay nada de lo que temer (aún). Katie Darling, experta en ética tecnológica e investigadora del MIT Media Lab, afirma que el mundo aún está muy lejos de ver una versión real de M3gan. Según Darling, no cree que “vayamos a tener algo de ese nivel de inteligencia artificial sofisticada en la próxima década o dos”.
Sin embargo, Darling cree que la gente debería empezar a cuestionarse la forma en la que se comercializarán y venderán los juguetes robóticos. “No me preocupa que lo que he visto en el tráiler ocurra en la vida real”, afirma Darling. “Me preocupa si la IA debe utilizarse para sustituir la capacidad humana en las relaciones, y la respuesta es no”.
Ronny Bogani, especialista en ética de la inteligencia artificial y abogado defensor de los derechos del niño, cree que los robots cuidadores podrían “cambiar por completo la dinámica familiar“. “Si un robot aporta pruebas empíricas que demuestran que las normas de los padres son erróneas, ¿cuánto tiempo tiene que pasarle eso a un adulto para que se canse de ser avergonzado por una tostadora?” se pregunta Bogani.
