La popularidad que ChatGPT ha ganado desde su lanzamiento ha hecho que otras empresas tecnológicas comiencen a fabricar productos bastante similares. Como era de esperar, la situación ha generado nuevas preguntas relacionadas con la necesidad de regular este tipo de productos. De hecho, el creador de ChatGPT cree que estas conversaciones ya deberían estar sucediendo.
El impacto que ha supuesto ChatGPT ha sido brutal. Su alcance ha sobrepasado a los usuarios más de nicho y actualmente, el chatbot está alcanzando picos de hasta 100 millones de usuarios mensuales. Pero esto no se trata de una moda pasajera y el efecto más palpable ha sido la reacción de Google, que se está viendo atrás en la carrera de las IA.
Al parecer, Google ya se estaría apresurando para preparar una “respuesta” a la altura de ChatGPT, que se postula como un competidor más que digno de Google Search (el motor de búsqueda).
Desde hace semanas, Google está en modo “código rojo”. La compañía ha enfocado sus esfuerzos en desarrollar sus propios chatbots, como es el caso de Sparrow. Además, Google también está preparando un nuevo evento donde quizás podríamos ver los primeros productos conversaciones basados en inteligencia artificial.
Bing contra Google: ¿quién ganará?
Por otro lado, no podemos olvidar a Microsoft. La compañía anunció la integración de ChatGPT con Bing, su propio motor de búsqueda. Se sabe que los de Redmond tienen una gran confianza en el chatbot y lo han demostrado invirtiendo miles de millones en OpenAI, la empresa que desarrolló ChatGPT.
La directora de tecnología en OpenAI, Mira Murati, habló con la revista Time y abordó el peligro que podrían suponer las inteligencias artificiales. Tal y como reconoció, “hay muchos problemas difíciles de resolver”. Según Murati, aún “hay un montón de preguntas sobre el impacto social y otras cuestiones éticas y filosóficas que debemos tener en cuenta. Es importante que aportemos a la conversación diferentes voces, como filósofos, científicos, artistas y personas del ámbito de las Humanidades”.
Según Murati, empresas como OpenAI deben “llevar esto a la conciencia pública de una manera que sea controlada y responsable”. También añadió que los organismos reguladores (gobiernos y administraciones) deberían involucrarse cuanto antes, sobre todo si tenemos en cuenta el impacto que la inteligencia artificial tendrá en la sociedad.
Y es como hemos visto durante los últimos meses, los usos de ChatGPT pueden ser muy variados. Esto también incluye actividades más pícaras, como por ejemplo, utilizar ChatGPT para hacer trampas en los estudios.
