Es probable que nunca hayamos notado un detalle casi imperceptible en nuestro iPhone: un código QR que se esconde justamente bajo la pantalla. Aunque suena sorprendente, desde el 2020 —lo que incluye a los iPhone 15—, Apple ha estado grabando minúsculos códigos en sus dispositivos, y la razón detrás de esta decisión tiene un impacto directo en los precios del mismo.
El descubrimiento proviene de un informe publicado por The Information, que detalla cómo este pequeño código ha ayudado a Apple a controlar de manera más efectiva sus costes de producción y, en consecuencia, ahorrar cientos de millones de dólares cada año.
El propósito del misterioso código QR
Si alguna vez hemos tenido la oportunidad de ver el interior de un iPhone, habremos notado que muchos componentes internos cuentan con códigos QR visibles. Estos códigos permiten a Apple rastrear con precisión el origen de cada componente. Sin embargo, lo que sorprende es que incluso la pantalla del iPhone cuenta con un código escondido.
Estos códigos, que son del tamaño de un grano de arena, se graban en el cristal de los iPhone en diferentes etapas de su fabricación. Con la ayuda de equipamiento especial, Apple puede seguir con detalle cuántas unidades de vidrio producen sus proveedores chinos, Lens Technology y Biel Crystal, y cuántas de estas resultan defectuosas y son desechadas.
Una cuestión de costes y control de calidad
El informe menciona que, en el pasado, proveedores como Lens y Biel evitaban que Apple conociera la verdadera tasa de unidades defectuosas en la producción. Este desconocimiento aumentaba los costes de la misma para la compañía de Cupertino. Por ello, Apple decidió invertir en la instalación de equipos láser y de escaneo en las fábricas de estos proveedores para agregar el código QR y escanear el vidrio al final del proceso.
Desafíos técnicos, pero con ahorro muy significativo
Implementar este código no fue tarea fácil. En modelos iniciales, como el iPhone 12, el código estaba grabado con láser en el vidrio, lo que resultaba en un ligero debilitamiento del mismo. Tras varias iteraciones y el uso de técnicas más avanzadas con lentes microscópicas e iluminación especial, los ingenieros de Apple lograron superar el desafío.
Desde la incorporación de estos códigos, la tasa de unidades de vidrio desechadas por defectos se redujo notablemente, pasando de 3 de cada 10 piezas a solamente 1 de cada 10. Como resultado, Apple ha logrado un ahorro de cientos de millones de dólares cada año.
Ese diminuto código QR, aunque nunca vayamos a verlo en nuestra pantalla, es más que un testimonio del detalle y la precisión que Apple aplica a sus productos y la fabricación de los mismos. También es un reflejo de cómo la compañía busca constantemente formas de optimizar su proceso de producción y, en consecuencia, ofrecer los precios más ajustados posible.