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Centro de operaciones: el ordenador de tu casa

Luis Ponce de León

Luis Ponce de León

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Seguro que más de una vez habéis contemplado el uso que se hace de un ordenador moderno y potente, se os ha encogido el alma y habéis soltado: “uff, está desaprovechado”. Desde luego abundan los usuarios que siguen utilizando el ordenador como máquina de escribir, navegador, reproductor de música, terminal de mensajería instantánea y poco más.

Entre esto y tener el procesador expulsando humo por el ventilador como una locomotora de la Union Pacific hay muchas etapas. Sin embargo, normalmente pecamos por defecto, es decir, podemos sacar más provecho.

Uno de los aspectos en los que los usuarios no muy expertos pueden comenzar a sacar mayor rendimiento al ordenador es el acceso remoto. Por supuesto, antes de instalar cualquier servicio hay que comprobar que cumplimos unos mínimos de seguridad: contar con un cortafuegos, desactivar el usuario invitado, establecer una contraseña larga para la cuenta de administrador, asignar correctamente los permisos de cada usuario, los privilegios en el sistema operativo, etc.

El servicio que más posibilidades ofrece es SSH (Secure SHell). Se trata de un protocolo seguro que envía información codificada. En la práctica se puede decir que nos permite acceder remotamente a la consola de comandos del ordenador que lo tenga instalado como servicio. De esta manera, podemos hacer casi todo: ejecutar programas, realizar instalaciones, administrar el sistema, etc. De facto es como si estuviéramos delante del ordenador.

Uno de los servicios de SSH que más éxito y difusión ha tenido es OpenSSH, de licencia libre (GPL). Aunque haga falta esmerarse para ponerlo en marcha, una vez conseguido se abrirá ante nosotros un mundo de posibilidades porque podremos trabajar con nuestro ordenador donde quiera que nos encontremos.

Desde luego, a no poca gente la consola de Windows le produce tanto vértigo como la prensa salmón a un lector de cómics. Pues bien, para funciones concretas podemos instalar otros servicios que se manejan en ventanas. Por ejemplo, para transferir archivos contamos con FTP (File Transfer Protocol).

Existen multitud de clientes y servidores que utilizan este protocolo, sin embargo, si tuviese que mencionar uno a bote pronto y sin equivocarme, pronunciaría Filezilla. Su paquete de instalación contiene tanto el cliente como el servicio. A diferencia de OpenSSH su lista de usuarios y permisos es independiente de la de Windows.

A menudo simplemente querremos descargar los documentos del disco duro de casa o guardar algún archivo, para estos casos lo más rápido y cómodo es tener un servicio de FTP en el ordenador doméstico. De esta manera accederemos fácilmente a él a través de cualquier cliente de FTP, que suelen llevar integrados los navegadores, el explorador de Windows, etc.

Por si no nos manejáramos con FTP o SSH, siempre podemos recurrir a un servicio VNC (Virtual Network Computing). Gracias a él controlaremos el ratón y el teclado del ordenador anfitrión, además de ver lo que sucede en su pantalla en tiempo real. De esta forma se trabaja en un ordenador remoto como si fuera el local. Desde el punto de vista de la seguridad, este tipo de conexiones tienen peligros evidentes. Si un pirata informático consiguiese la contraseña del servicio podría campar a sus anchas por nuestro sistema haciendo lo que quisiese además espiar nuestra actividad. Por eso, conviene desactivar el inicio automático del servicio y ejecutarlo manualmente a través de SSH sólo cuando lo vayamos a utilizar.

Por supuesto también existen multitud de programas de VNC gratuitos y en español. Por ejemplo, UltraVNC, RealVNC, etc.

Uno de los grandes valores de hoy en día se llama accesibilidad. En cuanto a la información, las redes tienen grandes oportunidades que ofrecernos. Por eso conviene invertir algo de tiempo en aprender a manejar estos sencillos clientes-servidores que en ocasiones nos facilitan la vida.

Luis Ponce de León

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