En las últimos años, las compras online han crecido exponencialmente y los usuarios vuelcan en múltiples aplicaciones y plataformas una gran cantidad de datos personales. Con el crecimiento de las compras, incrementan también las oportunidades para que esa información se vea comprometida.
En el último año, hemos visto un repunte de los ataques de fraude en los que el objetivo principal eran los datos personales de los usuarios, y la frecuencia con la que se han producidoha dado a los ciberdelincuentes valiosas fuentes de información personal de las que ya se están sirviendo.
Los datos que permiten identificarnos de manera personal son muy accesibles en el mercado negro, desde el PIN del banco hasta contraseñas de los correos, y pueden resultar en transferencias de dinero fraudulentas o compras que no hemos hecho en la tarjeta de crédito, por poner sólo algunos ejemplos.
Las contraseñas, los PIN numéricos, el número de DNI o las preguntas de seguridad están basadas en conocimiento. Una vez alguien posee esa información, pueden usarla para autentificar su identidad falsamente. Sin embargo, la seguridad biométrica, que tiene en cuenta las características biológicas de un individuo, ofrecen a las organizaciones una manera de evitar riesgos.
Usando la seguridad biométrica de voz, bancos, gobiernos, agencias, telcos o minoristas no sólo pueden hacer el proceso de autenticación más sencillo, también pueden acceder a sus sistemas sin tener que escribir una contraseña o PIN. Únicamente diciendo una sencilla frase como “mi voz es mi contraseña”, pueden proteger la identidad y datos de sus clientes.
Implementar la biometría de voz es un método mucho más seguro para identificar y autentificar al usuario o propietario de una cuenta, y ciertamente ayudará a mitigar la actividad fraudulenta.
Las tecnologías de biometría de voz tienen robustas capacidades para impedir hasta los ataques más sofisticados en cuentas concretas. Los ataques a gran escala se vuelven sencillamente imposibles, ya que la biometría de voz proporciona una capa de seguridad superior a la verificación basada en conocimiento.
Además, la huella de voz es una cadena de algoritmos, no la propia voz, con lo que es inútil para un cibercriminal hacerse con estas cifras matemáticas. La firma de analítica Opus Research, que sigue esta parte de la industria de cerca, apunta al hecho de que las tecnologías de biometría de voz incorporan mecanismos anti-fraude para detectar grabaciones o síntesis de voz, con lo que ni siquiera los mejores imitadores podrían burlar un sistema de biometría de voz.
Con todo, la seguridad biométrica no está basada únicamente en la voz, también incluye huellas dactilares, reconocimiento facial o análisis del comportamiento. Ahora es tiempo para minoristas, telcos y bancos de aceptar que la seguridad biométrica ya es una realidad para los consumidores, e implementarla en soluciones para compañías que eviten las crecientes oportunidades para el fraude.
