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Análisis Xbox One: Max The Curse of Brotherhood

Análisis Xbox One: Max The Curse of Brotherhood
Raúl Pérez

Raúl Pérez

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Max: The Curse of Brotherhood es una aventura de plataformas y puzles, sucesor espiritual de otro juego publicado en iPhone llamado Max and the Magic Marker. En esta ocasión Max se adentra en un universo paralelo en busca de su hermano secuestrado y, con la ayuda del rotulador mágico, solucionará puzles y superará obstáculos. Este es un juego bastante convencional pero tiene divertidos desafíos que nunca llevan al jugador a la desesperación.

De menos a más

Max: The Curse of Brotherhood equilibra muy bien las zonas de plataformas, saltos y esquivar enemigos, con otras zonas de puzles algo más sesudos. Ambos apartados tienen el mismo peso dentro de la aventura. Además, aunque no es un juego muy difícil, los desafíos te hacen pensar lo suficiente como para sentirte orgulloso cuando alcanzas la solución.

Max tiene un rotulador mágico con el que puede hacer crecer cosas del escenario. Por ejemplo, puede crear columnas de piedra, hacer crecer ramas de los árboles, crear cascadas de agua o, incluso, hacer brotar lianas con las que balancearse. Ese poder se ejecuta dibujando sobre el escenario con un gigantesco y fantasioso rotulador. Eso sí, solo lo puede usar en ciertos puntos brillantes del escenario que, según su color, activan tal o cual poder. Aunque al principio esta característica es algo sosa y limitada, según avanzas en el juego se desbloquean más poderes y es entonces, cuando empiezas a mezclar los poderes, cuando los puzles (y el juego) empiezan a ser interesantes.

Por ejemplo, las lianas sirven para balancearte y llegar a sitios difíciles, pero también las puedes atar a piedras y crear tirolinas. O puedes usar una rama de árbol, que has hecho crecer previamente, para crear una trampa. En Max: The Curse of Brotherhood los puzles combinan el escenario con un motor de físicas bastante competente. Todo lo que ves en el juego se comporta de manera realista, por eso los puzles tienen una cierta flexibilidad en su resolución.

Que sean divertidos de resolver no significa que siempre sean acertados, muchos puzles están ahí de relleno, para ralentizar tu avance adrede y prolongar el juego. Otros puzles sirven para enseñarte a usar los nuevos poderes y que así aprendas las posibilidades de cada poder. Un tanto por ciento más pequeño son los puzles que dan sentido a la aventura, y son los más gustosos de resolver.

Las secciones de plataformas se dividen en secciones tranquilas y otras que son desesperadas carreras huyendo de algo o alguien. Algunos saltos son más difíciles que otros pero como hay vidas infinitas la penalización por caer al vacío es mínima. También hay enemigos pero como no tienes armas nunca hay enfrentamientos directos. Lo único que puedes hacer es huir o eliminarlos usando alguna trampa del escenario.

Control tosco

Además de moverse y saltar, Max puede agacharse y balancearse en las lianas. El control del salto me ha dado algunos problemas, hay un cierto retraso desde que pulsas el botón hasta que el personaje salta. En ciertas zonas donde la precisión es vital, o cuando saltas desde las lianas, ese lag te puede dar algún problema que otro.

La otra mitad del control se la lleva el movimiento del rotulador. Se activa con el gatillo derecho del mando, sale el rotulador gigante y puedes interactuar con los puntos brillantes del escenario. Entonces tienes que dibujar sobre el escenario para crear el poder que quieres, ya sean lianas, agua, ramas de árbol, etc.

Todo el proceso que realizas para usar el rotulador es molesto. No está bien integrado con el mando y generalmente es un proceso lento que necesitarás varios intentos para acertar exactamente con lo que quieres hacer. Quizá por eso algunos puzles se vuelven más complicados de lo que son: sabes qué tienes que hacer pero la ejecución falla por el control.

Pocas sorpresas gráficas

Max: The Curse of Brotherhood tiene buenos detalles gráficos que logran crear la ilusión que busca. Por ejemplo, los escenarios están muy bien iluminados (atención a la zona de las cuevas subterráneas), y tienen unos fondos que impresionan. Los personajes tienen un toque Pixar y están muy bien animados, aunque en el caso de Max algunas animaciones se rompen al saltar o realizar otros movimientos. La cámara va moviéndose de manera muy acertada y te mete de lleno en la aventura.

No deja de ser un juego creado con el motor Unity. Es decir, tiene un buen aspecto general pero tampoco se ve un juego de nueva generación. La tasa de frames por segundo es estable, excepto en algunas secciones muy cargadas de objetos y efectos donde el juego se ralentiza un poco.

El sonido y la música son magníficos. Especialmente el sonido de los efectos, golpes, gritos, etc.

Conclusión

Max: The Curse of Brotherhood es una aventura ligera, que mezcla con acierto zonas de plataforma y zonas de puzle. Los desafíos son generalmente bastante claros y fáciles de resolver, pero se complican de cara al final del juego. Es un juego que sorprende, no esperaba nada de él y al final me he divertido bastante. Eso sí, hay que obviar algunos fallos de base como un control algo tosco y puzles un poco irregulares, para disfrutar por completo con él.

Puntuación: 7

Disponible: solo en Xbox One

Raúl Pérez

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