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Dragon’s Dogma a la caza de gigantescas bestias

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Empezemos, sin más.

Combates: Los combates son intensos y divertidos, en especial contra las gigantescas bestias. Estas criaturas (generalmente seres mitológicos, como hidras, grifos, cíclopes,… y por supuesto, dragones) nos obligan a modificar nuestra estrategia, evitando que repitamos el mismo patrón de lucha una y otra vez, como sucede en la mayoría de juegos de rol. 

Dragon's Dogma

Como curiosidad, podemos trepar por el cuerpo de los monstruos para alcanzar sus puntos débiles (la cabeza, un ojo…). Pero eso no es todo, ya que explotar con acierto nuestras habilidades en colaboración con nuestro grupo resulta fundamental. Por ejemplo, para atacar a las harpías podemos lanzarles un hechizo o atacar con flechas, aunque lo mejor es atraerlas dando golpes en nuestro escudo para que se lancen a por nosotros (llegando al nivel del suelo) permitiendo que nuestros colegas puedan atacar sin piedad. Pero estas habilidades dependen de la clase que hayamos elegido. Hay tres básicas: guerrero, mago y pícaro. En general, el sistema de batallas cumple, pero lo más llamativo del juego es, como os he comentado ya, el reclutamiento de colegas de aventura.

Su sistema de combate es increíble.

Su sistema de combate es increíble.

Misiones y horas de juego: Hay más de 400 misiones disponibles, lo que garantiza una larga duración. La mayoría las obtenemos en las distintas ciudades y aldeas hablando con sus lugareños, aunque el juego también premia la exploración libre, con decenas de cofres esperándonos en los lugares más inaccesibles. Nuestro personaje puede correr, saltar e incluso escalar, por lo que también se añade un toque de plataforma. Eso sí, la variedad de las misiones pronto se agota (dado el alto número de ellas), limitándonos a acabar con determinados enemigos en demasiadas ocasiones.

Como todo buen juego de rol, también podemos ir recogiendo todo tipo de materias primas con los que luego crear pociones, armas o mejorarlas. La cantidad de equipamiento e ítems disponible es otro de sus puntos fuertes, creando una sensación de obsesión por el coleccionismo.

Dragon's Dogma

 Y es que en las ciudades, además de buscar misiones, visitamos todo tipo de tiendas para intercambiar objetos, mejorar nuestro equipamiento o incluso cambiar nuestro aspecto o nuestra clase. 

Los peones serán tus mejores amigos: 

El comportamiento de los peones es correcto. Nos ayudan con consejos y pistas según vamos explorando los escenarios, aunque en ocasiones me gustaría que respondiesen con más rapidez y tomando decisiones más “oportunas”. Esto es más desesperante cuando me enfrentamos a los jefes finales, que requieren de una actuación conjunta de todo el grupo. Por eso mismo me resulta poco menos que increíble que un juego con tantas posibilidades multijugador se limite al offline.

Curioso, eso sí, es que también podremos subirnos a él si hacemos que nuestro guerrero aliado ponga su escudo a modo de resorte para saltar más alto. Aunque las veces que lo intenté fracasé en mi intento, y tampoco ayudó que en ese duelo mis aliados fuesen un poco a su bola (sólo puedo pedirles ayuda o bien que me sigan) y no me curasen cuando lo necesitaba.

Con todo esto, el sabor de boca que me deja Dragon´s Dogma una vez jugado es algo amargo. Por un lado resulta ambicioso en cuanto a horas de juego y posibilidades, pero por otro, ninguna de ellas está explotada al nivel de otros juegos, y la ausencia de cooperativo online es incomprensible.

Todas estas ideas lo convierten en una pequeña revolución dentro del género, realmente no estaría de más que otros títulos arriesgasen como ha hecho Capcom con esta producción. Valiente en su planteamiento y con historia y un escenario de una magnitud a la que últimamente no estamos acostumbrados dentro de la industria japonesa, Dragon’s Dogma consigue que sus virtudes se sobrepongan a los defectos para convertirse en una de las experiencias más frescas que encontramos hoy en día en este género.

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