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Análisis de Need for Spead Heat: El regreso del rey de la conducción arcade

Análisis de Need for Spead Heat: El regreso del rey de la conducción arcade
Daniel Caceres

Daniel Caceres

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Need for Speed ha vuelto, y ahora que se ha reencontrado consigo mismo, no piensa separar el pie del acelerador. Need for Speed: Heat es la dosis de conducción árcade, persecuciones improvisadas y coches majestuosos que tanto añorabas. Con sabiduría, Ghost Studios ha descartado lo que no funcionaba de anteriores entregas, ha mantenido lo interesante, y ha rescatado elementos de títulos aún más antiguos.

A primera vista, Need for Speed: Heat parece otro juego de conducción en mundo abierto. La historia transcurre en la ficticia Palm City, una versión de Miami en donde la policía tiene su propio departamento anti-carreras ilegales. Palm City es un mundo relativamente pequeño en comparación con la competencia, pero gana en cuanto a densidad; no tardas mucho en encontrar algo que hacer. Y es importante mantenerte ocupado: progresas en la historia, y desbloqueas elementos, compitiendo en carreras y otros eventos, y cuentas con actividades opcionales como romper carteles repartidos por la ciudad. Las diferencias con la competencia aparecen después de la primera hora, y cambian absolutamente el panorama.

Al contrario que otros juegos de mundo abierto donde el sol se pone o despunta conforme inviertes tiempo en actividad, en Need for Speed: Heat puedes elegir si jugarás de día o de noche, y en esa franja horaria te quedarás hasta que te hayas cansado. No es una elección arbitraria.

De día, te apuntarás a carreras y competiciones legales con el objetivo de ganar dinero con el que mejorar tus coches. Pero para desbloquear nuevas partes y accesorios necesitas Reputación. Y eso solo se consigue con nocturnidad y alevosía.

De noche, entrarás en una apuesta de las que cuestan dejar. Mientras los ciudadanos de bien de Palm City duermen tranquilos, tu personaje puede apuntarse a carreras ilegales. Cuantas más carreras realices, más Reputación conseguirás, más opciones tendrás en el taller, y, sobretodo, se desbloquearán nuevas misiones principales y otros eventos. El problema es que cuantas más carreras realices en una misma noche, más aumentará el “calor” (heat en inglés) de la policía, y más posibilidades habrá de que intenten capturarte. ¿Subirás la apuesta? ¿Te arriesgarás a ser pillado a cambio de más Reputación?

Al igual que el clásico Most Wanted, la policía puede aparecer en medio de un evento y, al contrario que en Payback, no son persecuciones seudo-guionizadas. Si la poli tiene total libertad para atraparte, tú tienes total libertad para escapar. Dales esquinazo y podrás seguir compitiendo y ganar aún más Reputación. Pero las persecuciones se harán más y más intensas Y existe un medidor que aumentará cada vez más el peligro: el del daño de tu coche.

Tu coche saldrá cada vez más dañado, y solo cuentas tres reparaciones por noche en las gasolineras más cercanas. Sigue compitiendo, sigue apostando, y te acabarán atrapando tarde o temprano. Penalización: perder gran parte de tu Reputación ganada esa noche, junto con la mitad de todo tu Dinero.

El sistema Heat me encanta, es como un diablillo sobre mi hombro que no deja de motivarme para meterme en líos. ¿Y cómo puedo negarme a persecuciones policiales nocturnas y a la posibilidad de hacerme más y más famoso? Sobre todo cuando esta mecánica encaja orgánicamente con otras novedades del juego.

Ghost Games ha hecho trampas en esta ocasión para que las persecuciones favorezcan a la poli. Es necesario: en estos momentos debemos sentirnos contra las cuerdas para que los vivamos con emoción.

La mayor cantidad de objetos destruibles por el entorno es otro elemento que no solo favorece que haya tensión en las persecuciones, sino que además evita parones de velocidad en las carreras habituales. Las vallas, los árboles, las farolas… todo acabará hecho pedazos a tu paso así que no temas: dale al acelerador, que todavía puedes ir más rápido.

El control, más arcade que nunca, te ayudará a escapar de la poli, o a esquivar el tráfico de Palm City en hora punta. Need for Speed Heat deja la simulación a otros títulos del género y apuesta por darnos accesibilidad y la sensación fantástica de que somos unos hacha conduciendo coches de ensueño. ¿El gran embajador de este cambio? El nuevo sistema de desvío.

Need for Speed Heat no está en el territorio Mario Kart, pero casi. Ya no tienes que darle al freno para nada. Para girar en curvas cerradas, o para dar esquinazos drásticos, suelta el gatillo del acelerador y luego vuelve a presionarlo mientras giras a tope al coger una curva. Hazlo bien (tardarás una hora, tal vez, si estás entrenado muscularmente para hacerlo de otra forma) y darás giros de 90 grados a 150mph sin perder velocidad. No me importaría en absoluto si en futuras entregas este movimiento nos dieran turbo adicional o algo así cada vez que realizamos este movimiento.

El gran obstáculo de la velocidad intensa de Need for Speed Heat no son los árboles, el tráfico o la policía: es la historia principal. No llega a niveles de exageración dramática de Payback, y los personajes caen bien. El problema es que quiero saltar de competición en competición o ir explorando Palm City y alrededores. Las misiones principales o los paseos narrativos obligatorios me cortan el rollo. Por suerte, la mitad del juego aligera en carga narrativa, y el final tiene sus momentos emocionantes. Pero creo que ha llegado el momento de eliminar todo indicio de historia en un Need for Speed. No es necesaria.

Otro detalle que rompe el ritmo del juego es más bien técnico: puedes competir a solas u online con otros jugadores. Lo que ocurre es que ambos modos están totalmente separados. Tienes que salir del modo offline, ir al menú y seleccionar ahí el modo online. Resulta extraño que a día de hoy no podamos decidir antes de emprender un evento determinado si queremos hacerlo a solas o con más gente.

A nivel gráfico, Palm City de día y Palm City de noche son tan diferentes como… bueno, como el día y la noche. En ambientes diurnos, Need for Speed Heat es un juego bonito, pero que no destaca. Ahora bien, de noche… Heat de noche es un espectáculo visual impresionante, sobre todo cuando alcanzas velocidades enormes. Ves reflejado en los charcos las luces de la policía, o te quedas hipnotizado con los juegos de las luces de neón. La fascinación se multiplica cuando llueve. Es una pasada.

¿Y qué hay de la otra gran baza de la franquicia: la personalización del coche? Pues otro desfile de mejora tras mejora. Di adiós al extraño sistema de recompensas aleatorias de Payback; ¿quieres esta pieza? Pues la compras, tan fácil como eso. El sistema de tuneo de los coches se ha tornado deliciosamente más complejo y obsesivo; hasta puedes tunear los motores para extender un poco más la vida de coches que parecía que ya habían llegado a su tope. La gran gama a tu disposición junto a lo rápido que notas las mejoras a nivel jugable provoca que entres en un bucle de competiciones diarias para conseguir el dinero necesario junto con carreras ilegales nocturnas para obtener la reputación que desbloquee lo que quieres.

Es cuando precisamente entré en ese bucle, cuando redescubrí la tensión y el gozo de esquivar el tráfico denso en plena carrera, cuando improvisé huidas de la policía gracias a los controles accesibles, cuando me encontré deseando desbloquear ya el siguiente tipo de ruedas, que entendí que ya estaba, que Need for Speed se había reencontrado otra vez con su esencia. Velocidad, tuneo, coches guapos, polis malos, choques en la hora punta de Palm City… Need for Speed no necesita nada más para ser la vertiginosa experiencia arcade que habíamos perdido. En un año plagado de simulación y realismo de ritmo moderado, no vas a encontrar nada parecido a las apuestas que te aguardan en las noches de Palm City.

Need for Speed Heat está disponible desde el 8 de noviembre para PC, PS4 y Xbox One.

Daniel Caceres

Daniel Caceres

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