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¿Una dosis mensual de Adobe CC? Alternativas, llegó vuestro momento

Fabrizio Ferri-Benedetti

Fabrizio Ferri-Benedetti

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Ahora los programas de Adobe son de alquiler. Pero un alquiler caro: 61€ al mes, lo que al cabo de un año equivale aproximadamente al precio que pagabas por la suite entera cada año. Y no solo hay que pagar, sino que hay que tener una buena conexión a Internet. ¿Por qué todo esto? ¿Por qué ahora?

Adobe no lo ha hecho para luchar contra la piratería. La piratería nunca ha sido una preocupación para una empresa que ha sido capaz de liberar una versión vieja de Photoshop, decir que fue un accidente y dejarla ahí como si nada. La piratería, más que afectar a Adobe, le beneficia indirectamente.

La auténtica razón por la que Adobe ha pasado al modelo de suscripción mensual es porque le reporta mayores beneficios y le permite ofrecer -en teoría- un servicio mejor a sus usuarios, a través de actualizaciones constantes y una mayor flexibilidad en el pago. El modelo de suscripción, en pocas palabras, “engancha” los usuarios a la suite.

Es una forma efectiva de sacarle dinero a los usuarios

Hace un año la suite CS6 se ofrecía ya en modalidad de suscripción. A empresas y autónomos le gustó eso de poder pagar una pequeña cantidad mensual a cambio del acceso a una suite potente y constantemente actualizada. Eso envalentonó a Adobe. Le mostró que el modelo era válido, que podía reportarle beneficios todavía mayores.

“Yo tengo contratado Adobe Creative Cloud y es una maravilla. Te instalas en el ordenador aquellas aplicaciones que quieras, y luego, una vez instaladas, ya las puedes usar online y offline, porque están instaladas. Al guardar guardas como siempre, en el disco duro, o donde quieras, también en la nube.”

Comentario de un usuario de Adobe CC en Applesfera

¿Y qué ha hecho, entonces, Adobe? Ha acabado con la Creative Suite y se ha pasado por completo a Creative Cloud, el modelo de suscripción mensual. Pronto ya no será posible adquirir los programas de Adobe CS, con su pago único y su caducidad ilimitada: tendrás que abonar una cantidad mensual que, en Europa, a muchos ya le parece excesiva.

Los planes de Adobe CC para España. En EEUU, el precio es más económico

Pero las quejas, a Adobe, le traen sin cuidado. Con quien gana dinero es con los de siempre: autónomos y empresas, que deben usar aplicaciones adquiridas legalmente, so pena de recibir cuantiosas multas. Lo que cambia para los clientes es la forma de pensar: si antes estaban ante un gasto único, ahora deben hacer frente a un gasto mensual.

Muchos diseñadores opinan además que las suscripciones son un buen modelo para proyectos puntuales (por ejemplo, pagar por tres meses de Premiere y facturar eso como un coste de producción). La captación de usuarios será mayor que antes, con nuevas ofertas, licencias estudiantiles y demás estratagemas que Adobe pondrá en práctica.

Ahí está la Nube, el nuevo cordón umbilical de Adobe

Adobe se estaba convirtiendo en un fósil viviente: la suite se estaba volviendo cada año más pesada y andaba siempre un paso por detrás de las últimas innovaciones. Para seguir la moda de los ciclos de desarrollo rápido, introducidos por Chrome y las apps móviles, Adobe necesitaba una conexión constante con la central, una nube. Ahora, con CC, la tiene.

Las actualizaciones de Adobe CC, en teoría, serán más y llegarán antes y de manera más armoniosa. Queda por ver si Adobe mantendrá su promesa o simplemente automatizará ese parcheo que ya venía haciendo con Adobe Updater. Para algunas cosas, como el soporte para nuevos formatos RAW, será como maná caída del cielo.

Otra de las consecuencias más notables del salto a la Nube de CC es que ahora Adobe va a juntar en una gran comunidad a todo un colectivo, el de los diseñadores, que a veces prefería desconectar y crear por su cuenta. Usuarios de toda clase se verán de repente aupados a una nube en la que se les invitará a compartir trabajo e interaccionar en la red Behance.

La nube de CC es buena para la colaboración, sí, pero quizá no tan interesante para quien prefería mantenerse estrictamente al margen de las redes sociales de cualquier tipo. Quien quiera seguir en su cueva creativa podrá seguir haciéndolo, pero estará pagando por un servicio que probablemente no le interese o no vaya a usar.

Se acabó el bombo de los lanzamientos anuales

Otra consecuencia de este nuevo modelo es el impacto sobre el marketing de Adobe. Sin grandes lanzamientos anuales, el tradicional bombo de las nuevas versiones se pierde. A Adobe ese bombo le servía sobre todo como efecto llamada para quienes seguían usando versiones antiguas y no se decidían a desembolsar cientos de euro de golpe.

Versiones de Photoshop y sus iconos (imagen de MacDesignOnline)

El bombo de las nuevas versiones tenía a veces consecuencias desastrosas. Aplicaciones ya muy maduras, como Photoshop o Premiere, tenían como justificar como fuese un desembolso enorme para el usuario, y no hacían más que añadir filtros o novedades sin sustancia. Y los usuarios se enfadaban, claro.

Al pasar al modelo de suscripción, Adobe tiene ya atados a sus usuarios y puede enfocar todas sus operaciones de promoción en la marca Adobe CC y puede dejar de inflar una suite que cambiaba innecesariamente de aspecto y añadía funcionalidades de importancia cuestionable.

En resumen, al no ser ya esclavo de los grandes lanzamientos, Adobe puede hacer una labor de actualización más racional y en ciclos más cortos. Quien saldrá escaldado de este cambio son editoriales de libros técnicos y academias de formación, que tendrán que replantearse sus catálogos y planes de estudio.

¿Y las alternativas? Pueden atacar por el flanco doméstico

Mucha gente clama por una solución de código abierto definitiva, la alternativa contra la suite en la nube de Adobe. Pero es que tal alternativa no existe, y probablemente nunca vaya a existir. Aplicaciones como GIMP o RawTherapee son válidas y potentes a su manera, pero son sistemáticamente ignoradas por los profesionales que quieren un estándar de la industria.

El editor de código abierto GIMP en todo su esplendor

Donde pueden darse mayores oportunidades para las alternativas de código abierto es en el sector de los usuarios domésticos, ese amplio sector que no está dispuestos a pagar por Adobe CC y que no necesita una solución de alta complejidad. Las aplicaciones web de retoque, por ejemplo, han sabido capitalizar esa oportunidad.

Para un usuario casual, webapps como Sumopaint tienen todo lo esencial en una interfaz familiar

Aplicaciones como GIMP, debidamente potenciadas y mejoradas, pueden noquear la gama baja de Adobe, representada por Photoshop Elements. Es de esperar que Adobe repiense su estrategia en este sentido, ofreciendo productos gratuitos o muy económicos para aumentar la visibilidad y reputación de la marca. Un intento reciente: Photoshop Express.

Dos estrategias contra Adobe: las apps táctiles y el factor nostalgia

La otra gran amenaza para Adobe viene de las aplicaciones para tabletas y teléfonos inteligentes. Adobe, una empresa que ha estado tradicionalmente ligada al entorno empresarial, rico en estaciones de trabajo y sistemas de Escritorio, ha hecho débiles intentos para saltar al mundo móvil, con resultados variables. Su liderazgo en el mercado móvil es débil.

Otra opción para las alternativas es apelar al efecto nostalgia. Desde la compra de Macromedia, Adobe ha ido deshaciéndose de nombres grandes del diseño (Freehand primero, y ahora Fireworks). El hueco que ha dejado podría ser llenado por alternativas gratuitas o comerciales que apelen a esa ligereza y velocidad que muchos añoran.

El usuario doméstico no es la prioridad de Adobe: ¡adelante, alternativas!

Alguien en el perfecto plan de Adobe sale perdiendo, y ese alguien es el usuario doméstico, el que pagaba por una versión, ignoraba las nuevas funciones y esperaba usar siempre la misma durante años. Si es que pagaba. Porque lo que muchos hacían era bajarse los programas y piratearlos.

El de Adobe es un movimiento arriesgado y tendrá consecuencias a corto y medio plazo, sobre todo por ese movimiento de usuarios que, durante un tiempo indeterminado, estarán buscando alternativas gratuitas o más económicas a los programas de Adobe, incluso para aquellos que han desaparecido…

Es la oportunidad para las alternativas a Adobe de ofrecer algo distinto a lo planteado por el mastodonte americano.

¿Qué opinas tú de este movimiento de Adobe?

Fabrizio Ferri-Benedetti

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