GameStop comienza a levantar cabeza. La que fuera en su día la reina de la venta de videojuegos y videoconsolas (antes de la llegada de la “todopoderosa” Amazon) ha declarado beneficios en su último trimestre fiscal, después de una mala racha empresarial que ha durado la friolera de dos años.
Tras este repunte de los beneficios de la compañía, el valor de las acciones de GameStop se disparó en bolsa en más de un 40%, según recoge CNBC. De cara a este año, la empresa pretende realizar una serie de recortes que pongan freno al exceso de costes, incluyendo el mercado europeo, donde su presencia es cada vez menor.
Matt Furlong, el CEO de GameStop, también declaró que está considerando ampliar su gama de productos y vender juguetes, que pueden proporcionar un mayor margen de ganancias a la compañía. De igual forma, pretende ampliar su negocio online de venta de videojuegos, siguiendo así el camino que está tomando la industria.

Con unas ventas netas de 2.230 millones de dólares, algo inferiores a las del mismo trimestre del 2022 (2.250 millones de dólares), GameStop terminó el pasado trimestre con un beneficio de 48,2 millones de dólares. El año pasado, GameStop afrontaba pérdidas que alcanzaban los 147,5 millones de dólares.
GameStop, que no ha proporcionado ningún tipo de información financiera desde el inicio de la pandemia de la COVID-19, ha conseguido volver a ser rentable tras realizar una serie de recortes, que incluyeron despidos y reducciones de salarios. De un gasto de 538,9 millones de dólares en el trimestre del año pasado, GameStop ha bajado este trimestre hasta los 453,4 millones de dólares.
En 2021, GameStop reorganizó por completo su dirección, poniendo como CEO a Furlong, que venía de trabajar muchos años en Amazon, y como presidente del consejo de administración a Ryan Cohen, el fundador de Chewy. Los despidos de la compañía también afectaron a otros altos cargos de la empresa, y su director financiero también fue sustituido.