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250 millones de coches conectados en 2020: ¿qué pueden hacer y cuándo llegará la conducción autónoma?

250 millones de coches conectados en 2020: ¿qué pueden hacer y cuándo llegará la conducción autónoma?
Redacción de Softonic

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La invención del automóvil a finales del siglo XIX supuso casi una revolución en sí misma. Desde su llegada, la sociedad experimentó cambios que eran imposibles de imaginar en el pasado: hacer viajes que suponían días en horas, quién puede imaginarse algo así. Este invento proporcionó movilidad a las personas que lo necesitaban y liberó a otras tantas que se sentían esclavas de sus circunstancias a quienes el desplazamiento estaba limitado al coche de caballos o, como mucho, el tren.

1917 Ford Model T: In 1917 Ford introduced the first major redesign of the Model T. From the collections of The Henry Ford and Ford Motor Company. (04/21/08)

Y ahora, vivimos otra etapa de crecimiento en la que el sector de los automóviles está evolucionando, convirtiendo al coche en una herramienta más dentro del ecosistema de conexión permanente que han creado las nuevas tecnologías.

Su presencia, cada vez mayor, en ferias de tecnología e innovación, demuestra que los coches apuestan por ser cada vez más “inteligentes” y conectados. ¿Qué significa esto? Significa que el usuario ya no sólo busca adquirir un coche en función de las prestaciones, sino que el coche se convierta en una herramienta más dentro de su ecosistema personal.

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Conexión total

Los coches conectados son ya una realidad. Según un estudio de Gartner, en 2020 habrá unos 250 millones de coches conectados. Fabricantes, empresas de software y de big data, entre otras, empiezan a darle la importancia que tiene para los usuarios y a encontrar diferentes usos de esta conectividad total. Por ejemplo, la nueva tendencia es encontrar coches que proporcionan su propia conexión WiFi, de forma que los ocupantes del vehículo puedan hacer uso de él mientras estén circulando.

Además, el nacimiento de sistemas como Android Auto o Car Play ha llevado a otro nivel la conexión del móvil al coche. Estos sistemas están pensados para que los móviles se conecten directamente con los ordenadores de a bordo de los coches, de forma que muestren en la pantalla del ordenador todas las opciones.

Siempre con la seguridad como principal prioridad, Android Auto y Apple CarPlay permiten controlar los distintos usos sin necesidad de utilizar las manos: con un simple comando de voz o, en algunos casos, con botones o palancas incluidas en el propio volante, podrán escuchar música, utilizar el servicio de navegación o hablar por teléfono.

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Seguridad ante todo

Sin embargo, la conectividad de los coches no se queda ahí. Es algo más que una conexión directa entre el smartphone y el coche; se trata de crear unidades con entidad propia dentro de lo que se denomina el ecosistema del Internet de las Cosas. Y es en este campo en el que las compañías ven el mayor margen de mejora.

La colocación de sensores en los coches abre el abanico de posibilidades. Estos sensores conectados a determinadas tecnologías que, a su vez, se asocian con proveedores de servicios big data, pueden recoger, recopilar y analizar todos los datos que proporciona el vehículo. Por ejemplo, un coche puede recoger información de su ubicación, la velocidad a la que circula qué pedales y luces se activan en cada momento.

Con todos estos datos, los servicios de big data pueden analizarlos y arrojar información sobre la conducción e incluso hacer predicciones. Según un estudio del Departamento de Transportes y la Agencia de la Seguridad Nacional en el Transporte por Autovía de EEUU, los accidentes de tráfico no relacionados con el alcohol y el consumo de sustancias pueden reducirse hasta un 80 por ciento gracias a los sensores de los coches conectados.

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Hacia dónde nos lleva el futuro

Los coches conectados servirán como receptores de multitud de servicios que surgirán al abrigo de esta nueva tecnología. En este sentido, ya existen seguros que basan sus servicios y pólizas en los resultados obtenidos de forma telemática a través de aplicaciones o sensores en el coche que miden el comportamiento del mismo en el día a día.

Por supuesto, el siguiente paso serán los coches de conducción autónoma. Los coches conectados son ya una realidad que, de forma lenta, pero imparable, están sustituyendo a los no conectados. Sin embargo, los coches que conducen sin intervención humana tienen mucho más camino que recorrer. Desde luego, marcas como Tesla y su asequible Model 3 (35.000 dólares de precio de partida), que cuenta con todo el hardware necesario para la conducción autónoma cuando el software esté disponible, sin duda allanarán el camino.

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Sin embargo, la legislación y las aseguradoras aún tienen que adaptarse a los coches que conducen solos, si bien ya se trabaja en esa dirección. En España ya es legal que las marcas prueben coches autónomos y actualmente la DGT trabaja en normas para el código de circulación especialmente adaptadas a la conducción automatizada, que llegarán en 2017.

Cada vez falta menos para que los coches sean como los de las películas de ciencia ficción del estilo de Minority Report, aunque aún quedan muchos flecos por atar, que los precios sean asequibles para todos los consumidores, etc. De momento, tendremos que “conformarnos” con contar con el coche como un dispositivo inteligente más de nuestro ecosistema personal que nos ayude en el día a día.

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